domingo, 17 de abril de 2011

En las bancas del parque Mandarina

Ella:

Son las tres de la tarde. El parque Mandarina se ve más hermoso que de costumbre. Una bella mujer lo alumbra, sentada en una de sus banquitas, escribiendo en un lindo cuadernito de Garfield.

Es tan difícil escribir poesía cuando una se siente fuera de órbita. ¿Por qué es tan incierto el amor? Ya estoy cansada de patinar en ese sentimiento, casi a diario. Emilio, el disque chico perfecto, la máxima atracción de miradas en la universidad, me invitó a salir. Pensé que conocerlo mejor sería una excelente idea, pero tan solo sirvió para darme cuenta que todos los hombres salen del mismo molde. Igual de imbéciles, lo quieren todo fácil y no se limitan a dedicar aunque sea una de sus neuronas, en analizarnos más de la cuenta. El muy idiota tan solo quería acostarse conmigo. ¿De verdad pensó que lo lograría?

Si tan solo pudiera encontrarte
Si tan solo supiera el lugar
Donde el amor suspira en silencio
Y tu mirada y la mía…

Estrella no pudo terminar de plasmar en las peculiares hojas naranjas de su cuaderno, uno de sus lindos pensamientos. Se sentía bastante desanimada para continuar. Prendió su MP4 y se puso a escuchar música, mientras fumaba un cigarrillo.


ÉL:


Lechuza, así le apodan sus amigos del trabajo. Según Martín, su primo, Héctor se hizo acreedor de ese sobrenombre porque para despierto hasta muy tarde. Se toma muy enserio su trabajo de reportero del canal 98. Todos creen que pronto lo ascenderán.

Detesto manejar. El tráfico es la tortura más grande que pueda existir. Necesito estar en continuo movimiento para no pensar en ella, estancarme en medio del camino, no me ayuda mucho que digamos. Tres malditos años de relación, tirados a la basura. Lo sé, ya han pasado más de ocho meses desde que acabé mi relación con Pilar, pero me es imposible dejar de pensar en ella. Me he vuelto muy inseguro. Creo que jamás volveré a ser capaz de invitar a una chica a tomar un café. Espero que visitar aquel viejo parque, en el cual jugaba cuando era niño, me ayude a relajarme y a sentirme mejor.

Lechuza enciende la radio de su auto. La canción Baby can I hold you de Tracy Chapman, lo acompañará por los próximos minutos.


Ella:

Son las seis de la tarde. Estrella está muy aburrida, sus clases fueron en la mañana y no tiene ningún pendiente. Echada en su cama, comiendo gomitas en forma de delfines, intenta encontrar una buena película en la televisión. Después de varios minutos de perder el tiempo, mirando un monótono programa de concursos, decide continuar escribiendo en su cuaderno especial. ¡Pero qué demonios! No lo encuentra por ninguna parte.

-¡Qué despistada que soy! Debo de haberlo dejado en el parque. Regresaré. Ojala tenga suerte y lo encuentre. No creo que a nadie se le ocurra llevarse un cuaderno, exclamó Estrella.

Es la típica mujer que manifiesta en voz alta sus pensamientos.

ÉL:

Lechuza se sentía lleno de buenas vibras, recordando los lindos momentos que pasó en el tradicional parque Mandarina. Sentado en una banquita, respiraba el delicioso aroma de invierno de aquel lugar. Las hojas caían lento y el susurro del viento, lo hacía sentirse acompañado. De pronto, se percató que a su lado, había un cuaderno, el cual tenía como portada, la cara de un gato gordo y naranja. La curiosidad lo venció, lo tomó y lo empezó a ojear.


Ella:

La pobre estrella llegó corriendo al parque Mandarina. Felizmente, encontró su cuaderno en el mismo lugar en el que lo había dejado, aquella banquita de color marrón. Lo cogió y lo abrazó. Decidió abrirlo, y al hacerlo, se llevó una gran sorpresa.


Si tan solo pudiera encontrarte
Si tan solo supiera el lugar
Donde el amor suspira en silencio
Y tu mirada y la mía, se unen sin parar
Sé que andas cerca de mí
Y aunque no te conozca, no dejo de pensar en ti
Quizá hoy sea mi día de suerte
Esta tarde de viento fuerte
Un amor nacerá
¡Hoy te voy a encontrar!

Lechuza


Estrella sonrió al terminar de leer lo que Lechuza había escrito. Qué interesante firma, pensó.


¿Quién será ese misterioso personaje? Realmente me da mucha curiosidad. ¿Será un chico? ¿Será guapo? Si se parece a Paul Walker, me caigo como condorito.

La estrella y la lechuza

- Espero que te haya gustado lo que escribí, dijo de pronto Lechuza, que apareció de la nada, asustando un poco a Estrella, que aún seguía concentrada leyendo su cuaderno.

- Sí, gracias, está muy lindo, expresó Estrella con los ojos brillosos.


¡Cómo es el destino! En las banquitas del parque Mandarina, nació esta historia de amor. Lechuza y Estrella se casaron el sábado pasado. Y bueno, me pareció buena idea, recrear el día en que se conocieron. ¿Quién dice que cosas así solo pasan en las películas?

Jhonnattan Arriola

4 comentarios:

  1. la diferencia está en como decides vivir el amor. Frente a mi casa, en el parque, plantaron un limonero... y pusieron banquitas alrededor.
    Bethania.

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  2. ¡Qué lindo! Tu amor será en las banquitas del parque Limón XD.Gracias por tu comentario Betha. Un súper besote.

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  3. =) No se como llegue aqui, pero me alegro, cuando sientes que en este mundo ya no quedan razones para seguir adelante, una sonrisa, o incluso una mirada, te impulsan con la fuerza de millones de atomos explotando a la vez liberando energia, motivandote para decir, "Si ya estoy aqui, que sea para dejar algo importante al menos"

    En los ultimos dias, mi soledad y aflicciones me han llenado de tristeza y depresion, pero encontre en tu Blog una luz en este oscuro camino que, aunque no me muestra el camino, ilumina un poco el sendero =)

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  4. Me da mucho gusto haberte trasmitido buenas vibras con mi post. Ese es el fin de esta historia, mostrar que cuando todo parece perdido, siempre hay algo nuevo, que te enseña que uno se equivocó al pensar de forma negativa. Los problemas siempre están, rondando nuestra cabeza, como buitres, esperando que nos derrumbemos en el desierto de nuestra soledad. Pero no, el detalle está en mirar siempre para adelante.

    Un abrazo Amrac.

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