Hace tres meses que he terminado con mi enamorada. Hace tres meses que no tengo nada con ninguna mujer. Hace tres meses que ni siquiera puedo ver una película para adultos, ponerme en modo un jugador, y hacer lo mío. Lo que trato de decir es que hace tres meses, tengo el muñeco decaído.
Me encuentro afuera de la casa de Christian, mi buen amigo que ha regresado con su hermana menor, después de un año de vivir en los Ángeles con su papá. Hace unos minutos recibí un mensaje de él que decía lo siguiente: “Ven a mi casa ahorita, es una emergencia”.
Toqué el timbre. Cuatro minutos después, una Ninfa me abrió la puerta. Mariana, la bella hermana de mi amigo, se había convertido en toda una mujer a sus dieciséis añitos. Su cabello laceo, castaño claro, se movía con la suave brisa de verano. Un peinado moderno de raya al costado, la hacía lucir sumamente sexy. Ni tan corta, ni tan larga, era su cabellera, que finalizaba en el punto exacto donde acaba el cuello, un poco antes de los hombros. Sus ojos verdes, lucían más claros debido a la luz del sol. La minifalda que llevaba puesta, dejaba al descubierto sus largas y bien formadas piernas. Un polito pegadito de tiritas rosado oscuro, aumentaba la sensualidad de su figura.
Mi fiel amigo, después de haber permanecido por tres largos meses dormido, despertó. Una erección a gran escala. Sentí que se me rompería el pantalón.
Mariana siempre ha sido una chica precoz, por decirlo de forma elegante. Recuerdo que trató de besarme en su quinceañero. Si hubiese sabido que en un año se convertiría en una Diosa, no me hubiese negado a aquél frustrado beso.
-Hola Mariana, qué gusto verte, dije, tratando de disimular mi erección, y las ganas que tenía de arrancarle la minifalda. –Me encanta como luces, te queda muy bien la barba, dijo de golpe.
Hace tres meses que no me corto el pelo. Hace tres meses que no me afeito. Estoy todo un naufrago.
-Gracias. ¿Está tu hermano? –No, él ha salido. Yo fui la que te envié el mensaje. Mi hermano se olvidó su celular, y lo tomé prestado. No hay nadie en mi casa y me siento muy solita. Pensé que quizá me podrías hacer compañía.
Lo mejor hubiese sido negarme, ahorita no me encuentro en condiciones de pensar. Yo tengo 20 y ella 16. Al diablo. Acepté.
Entramos hasta su sala. Un comedor de mesa de vidrio; unas sillas de madera; y unos lindos sofás de cuero blanco, adornan el lugar.
-¿Estás estudiando algo aquí en Perú?, piensas hacerlo?, pregunté, tratando de hacerme el serio. –No, por el momento solo estoy haciendo gimnasia. – ¿Y ya te abres de piernas?, pregunté con tono de violador aguantado. Estoy grave, no puedo contralar mis instintos. Mariana se quedó en silencio por unos segundos. No era mi intención hacerla sentir incomoda. Sonrió, me miró de una forma penetrante, y dijo: “Sí me abro de piernas, y lo hago muy bien”.
Hay dos posibilidades. Primera: Mariana es muy inocente, cosa que no creo. Segunda: Hemos caído en el morboso doble sentido.
Mi miembro me comenzó a hablar. “Compadre ataca de una vez. Olvídate que es la hermana de tu amigo. A ella le gustas. Se abre muy bien de piernas, qué más quieres”.
Enloquecí, mis hormonas estaban muy alborotadas. La embestí como un toro. La puse contra la pared, y la comencé a besar. Al principio se resistió, pero fue presa de mi experiencia. La cargué, y la lleve hasta su habitación. Abrí la puerta de una patada. La solté suavemente sobre su cama, cayó de espaldas. Posición perfecta para el Doggy Style (La pose del Perrito). La besé en la boca. Le besé el cuello. Metí mi mano por debajo de su polo, y le comencé a acariciar los senos. Al jugar con sus pezones, soltó un leve gemido. Intenté tocar con mi dedo anular y medio su clítoris. Lo logré sin ninguna dificultad. Este hecho me dio más tranquilidad. Mariana no era virgen. La comencé a masturbar, ella no puso ninguna resistencia. Se lubrico rápidamente. – ¿Te gusta?, le susurré al oído.–Sí, dijo ella, con un tono único de excitación.
No tengo condón. Lo más seguro que puedo hacer, es darle por el otro camino. Le bajé el calzón. Apreté su blanco, suave, y bello trasero. Le levanté la falda. Me bajé los pantalones y el calzoncillo. Mi mano, estaba con el peculiar líquido que vota una mujer cuando está excitada. Froté mi mano con mi miembro, para así lubricarlo mejor, y hacer más fácil su ingreso.
No pienso tratarla bien. No pienso ser dulce con ella. No pienso enamorarme de Mariana. Tan solo quiero hacerlo violento, salvaje. Quiero hacerla gritar. Quiero que sus gemidos se escuchen tan fuertes como los aullidos de una loba en una noche silenciosa.
Y así fue, le di por atrás. Sin piedad. Al parecer le gustó la idea, ya que decía: "¡Sí, sigue así, dame más fuerte, más duro, no pares!".
En la noche. Después de bañarme, afeitarme, y cortarme el pelo, me fui a tomar unas cervezas con Christian.
Ambos quedamos ebrios. Sentados en las escaleras del patio de su casa, dijo: Te veo diferente, más feliz, te apuesto que has tirado”.-Sí. –Pendejo, ¿con quién?, preguntó. Lo miré fijamente, solté una pícara risa, y finalmente, dije: “Con la zorra de tu hermana”.
Jhonnattan Arriola
genial historia, definitivamente de alto impacto
ResponderEliminarMe gusto me parese que has puesto de manifiesto toda tu don creativo.A pesar de ser morbosa es tambien jocosa.
ResponderEliminarMuy TÚ podria decir.
ResponderEliminarVeo q estas experimentando otro lado artístico tuyo pequeño.Te felicito.
Si tuviera un blog, y colgaría todas las historias que he escrito o que pensé escribir(osea que siguen en mi cabeza) pero que nunca se las he enseñado a nadie, créeme que serian no tan diferentes a los tuyos, claro que, a mi estilo :)
un besín!(ya sabrás quien soy(6))
JAJAJAJAJAJA MUY BUENAA ARRIOLITA
ResponderEliminares la historia mas excitante q he leido la vivi XD jajajaa ia sabes q me gusta como escribes siempre tan detallado, con las palabras tan exactas... eres un exito pekeño peludin (: te extraño! kiero leer mas hsitorias MAAAAS!
ResponderEliminarta muy buena man ya c q tienes una mente muy enferma como la mia .
ResponderEliminarDame el ticket del sorteo no t agas el loko!!!!