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martes, 20 de diciembre de 2011

Un cigarrillo y un café

Estoy arto de la rutina y como diría Daniel F, y de los mismo huevones. Son las seis de la mañana y suena el fucking despertador. Si alguna vez he deseado hacerle daño a algo, que sufra, que se retuerza de dolor, es a mi despertador. Esa música mariquita que atrofia mis tímpanos, me tiene podrido. ¿No podría comenzar la jornada laboral a las once de la mañana? Al parecer no (carita triste). A prepararse un café, no queda de otra, señores.

No es que sea flojo, quiero dejar eso muy en claro. Lo que sucede es que estoy pasando por un momento bastante complicado. Aún no acabo la carrea en la universidad, y soy explotado en mi trabajo como bomba atómica. Sueño con ser escritor, pero cada vez que se lo comento a mi familia, se escandalizan y me dicen que no fastidie, que me ponga a trabajar. Que con libros, no tendré ni para el baño (el papel es muy duro). Puede sonar chistoso, pero no lo es. No hay nada peor que haber nacido para algo y estar viviendo de otra cosa. Mi enamorada me aconseja que tenga paciencia. Créanme que intento hacerle caso, pero siempre termino perdiendo el control y generando una discusión de la nada. Como hoy, que empezamos a pelear porque me sentí mal al no tener dinero y no poder llevarla a su reunión con sus amigos de la universidad. Ella lo comprendió bastante bien, pero yo hice toda una rabieta. Pero ojo, tengo mis motivos. El primero es que quizá ella vaya sin mí, lo entiendo, no es justo que se prive tampoco. Pero el detalle es que me estresa que seguro uno de sus nobles amiguillos, la recogerá y la dejará en su casa. Ok, debería sentirme tranquilo por eso, pero no, un macho que se respeta no deja que su chica se vaya con otro (Mejor dejo ese tema aquí porque ya me estoy encabronando por las puras. Ya ven…estoy loco). La verdad, solo me siento triste porque si no la veo el martes, me tendré que esperar hasta el miércoles para poder besarla. Podría armar un show y hacer que no vaya, pero sería muy injusto. Solo me queda renegar en silencio mientras juego fútbol con mi despertador, hasta que reacciono y me doy cuenta que es mi celular y que si lo sigo pateando, me arrepentiré totalmente.


Antes de seguir con el relato. Debo admitir que soy un idiota de primera. Campeón olímpico en idiotez. Reniego de todo, vivo acelerado y no disfruto de un domingo en casa. Siempre intentando salvar al mundo en mi cabeza, siendo derrotado y apaleado por todos mis pensamientos ruines, que terminan ganándole a mis ideales positivos. Odio los domingos porque sé que en pocas horas llegará el maldito lunes. No me doy cuenta de que si dejara de pensar en esas tonterías, podría disfrutar un poco más de la vida. Pero bueno, al parecer soy muy terco. Nunca me hago caso. Afortunadamente siempre guardo un cigarrillo en mi bolsillo. Un fiel compañero. Su humo me acaricia en la oscuridad. Recuerdo la noche en que aprendí a fumar. Precisamente era domingo, antes de entrar a quinto de secundaria. En ese entonces todos los días y a todas horas, era recreo. Vivía en las esquinas, tocando guitarra y bebiendo licor de cuatro soles. Gritándole al mundo que era inmortal. Pensaba que todo era sencillo, que no existían trabas ni dragones. Pero ahora…ya no soy un adolescente soñador. Para los que realmente me conocen, sigo siendo un niño. No he perdido la inocencia ni la sonrisa. Es lo último que me queda. Dios, no permitas que se me vaya, por favor.

Los que han llegado hasta esta parte del post, quizá se pregunten: “¿Qué diablos está escribiendo este huevón?”. Los comprendo, yo también pensaría eso, sin embargo y aunque no parezca, esta historia tiene bastante sentido. Sé que en algún momento, mi estimado lector, te has sentido como yo. Un naufrago en las nebulosa isla de la gris Lima. Un loco, pero con razón, y con la ilusión de un niño que espera a Santa Claus en navidad. La vida golpea fuerte. Ya estamos cansados de dar la otra mejilla, ¿verdad? No nos comprenden. Quedamos ante el mundo como las ovejas negras del rebaño. Nos comparan con los primos doctores que están a punto de graduarse con honores y palmas. Es por ello la importancia de este relato. Va dedicado a todos los soñadores que en algún momento de su vida han sentido que su camino se llena de espinas. A los locos de corazón. A ellos les escribo hoy.

Quiero trasmitir entre mis líneas, que entiendo la frustración. La impotencia de sentir que todo se viene abajo y que no hay forma de detenerlo. Caer no es malo, siempre y cuando aprendamos a levantarnos. A pesar de que seamos motivo de decepción para nuestros seres queridos en algunos momentos, que nos señalen y que nos pronostiquen un futuro de infierno, debemos dejar de ser quien éramos para empezar a ser quienes somos (Paulo Coelho). Yo no tengo las agallas para patear más fuerte mi despertador y enfrentar a mi familia, diciéndole que mi destino es de escritor, y que si tengo que marcharme lejos, al infinito y más allá para conseguirlo, lo haré…llevando en mi maleta mi guitarra y un poco de ron. Como dije, yo no soy tan valiente. Pero quizá tú sí, mi estimado. No dejes que la realidad confunda tus sueños. Acaba con tus pensamientos aguafiestas. Consíguete una espada para decapitar dudas, un escudo para protegerte de lanzas de negatividad y una buena botella de champaña (Para celebrar el éxito, que quizá pueda tardar, pero sin duda llegará).

Nunca dejes que alguien te diga que no puedes llegar a concretar tus metas. Las personas que han perdido sus sueños, tienden a desmoralizar a los que mantienen su alma llena de fuego. No dejes que lo consigan. No sé si sea muy tarde para mí. Pero si este post ayuda a que tú empieces a tomar cartas en el asunto, trascenderé en tu historia y mi esencia brillará un poco más. Mis letras se harán más fuerte.

Empecé narrando mis confusiones para darte confianza. Para que poco a poco, te vayas encontrando en mis palabras. Es tiempo de que hables contigo mismo y te des cuenta de qué hay en tu corazón. Mírate al espejo ¿Realmente te ves a ti?

Hace frío. Hoy después de mucho tiempo, me congelo. Me encuentro sentado en una de las banquitas del parque Cementerio. Queda a la espalda de la cuadra quince de la alborada. Pueblo Libre. Este lugar es muy especial para mí. Mi primera novela “Memorias de un viejo sueño” se basa en alguna de las aventuras que he vivido en la melancolía de este lugar. Hay espacio para alguien más a mi lado. Quiero invitarte a venir aquí, quizá podamos reunirnos para conversar. Hablar de locuras y delirios. De sueños rotos y disturbios. Una conversación distinta, pero que nos lleve al auge del alma. Yo quiero escuchar tus problemas. Te entiendo, de verdad que sí. En mí tienes un amigo. Te invito un cigarrillo y un café.

Jhonnattan Arriola

lunes, 29 de agosto de 2011

No le gustas :(

Hoy como todos los domingos, el hermano de mi madre vino a mi casa con su esposa e hijo para almorzar y pasar una linda tarde familiar. Pero mi primito, el pequeño Carlitos de siete años, no estaba tan eufórico ni animado como de costumbre, una gran pena se plasmada en sus grandes ojos marrones. Mi tía me pidió que hablara con él, según ella quizá podía ayudarle a sentirse mejor, ya que nos llevamos muy bien. Carlitos había tenido su primera decepción amorosa. Se había enamorado de una amiguita del colegio, pero lastimosamente la pequeñuela no le correspondía en sentimiento. Felizmente se me ocurrió una idea interesante. Le contaré a Carlín algunas de mis derrotas amorosas de una forma divertida y con un mensaje positivo en el desenlace. Espero que funcione mi idea de devolverle la tranquilidad.

Sin cine y sin beso

Hace ocho años tuve mi primera cita oficial, a los 13.Todo el semestre de colegio, suspiraba de amor por Natalia y después de millones de intentos, logré que aceptara salir conmigo. Una semana intensa de sacrificios y de ahorrar pasajes para poder juntar el dinero necesario para la salida. Debía impresionar a mi chica. Yo asumiría todos los gastos. Recuerdo que para esa ocasión, vestí mis mejores galas e incluso, mi madre me peinó por última vez. Debía lucir como un artista de cine. Sin embargo, me llevé una gran decepción cuando Natalia me abrió la puerta, casi en piyama.

- Lo siento, Diego, se me hizo tarde para arreglarme. Pero no importa. Tu eres uno de mis mejores amigos, no me da roche que me veas así. ¡Veamos una película en mi sala! Será divertido. Hacemos canchita.

Obviamente mi corazón se rompió en un millón de pedazos y oficialmente, me dio la garroterra. En ese momento me di cuenta de algo muy cierto. A Natalia nunca le interesé más de la cuenta. No le gustaba como ella a mí. Una chica enamorada o que le simpatiza un chico, jamás lo recibe con lo primero que encuentra de vestimenta. Siempre tengamos presente esto. Cuando tengamos una cita, recojamos a la protagonista y ella salga despampanante, deslumbrante, es que vamos por buen camino. Un puntito a nuestro favor. Pero lastimosamente, no fue así para mí en esa ocasión. Me quedé sin cine y sin beso.

El Messenger engañoso

A los 15 años, me volví un galán cibernético. El verdadero hombre de emoticones. Tenía miles y para toda clase de momentos. Y es así, en esas circunstancias, que conocí a Teresita. Nos vimos por primera vez en un quinceañero, bueno, en realidad no hablamos ese día, pero le pedí a una amiga su correo y me dispuse a agregarla y abordarla con yodo, como diría mi buena amiga Andrea Sato.

En un principio todo era felicidad. Hablábamos hasta altas horas de la noche. Compartíamos experiencias y canciones. Siempre le preguntaba de su vida, quería conocer cada detalle de su ser. Hasta que una noche, ella comenzó a hablar de su ex enamorado, y yo, como un bobo, le seguí el tema hasta las dos de la mañana. Pensaba que la confianza que había depositado en mí en tan poco tiempo, indicaba un romance que se aproximaba como un tornado de corazones. Es así que aproveché el feeling del momento y la invité a salir. Esa fue la primera vez que me dijo que no.

Teresa nunca aceptaba salir conmigo y eso me parecía muy extraño. Siempre nos escribíamos, pero en verdad, su interés hacia mí no era como hubiese querido. Una noche me puso las cosas en claro. “Te veo como un amigo y no me gustaría que te ilusiones conmigo. Aún pienso en mi ex”.

Cuando uno conoce a una chica y empiezan una relación amical cibernética, hay un factor muy interesante. Si la fémina no quiere romper la muralla de la distancia, la frialdad de las teclas y caritas felices, es porque sinceramente, solo desea divertirse mediante ese medio de comunicación y no sueña con la posibilidad de que sea uno su príncipe azul. Triste y gris realidad.

Pensé que era un galán

Hace tres meses, a mis veintiún años, de verdad creía que me las sabía todas. Después de haberme ganado un par de diplomas por imbécil en el amor, sentía que conocía más a las mujeres y que ya no tendría más desplantes, que sabría mover cada ficha con mucha precisión. Pero lastimosamente, me equivoqué.

Una mañana del mes de Mayo, apareció una princesa, pura luz, pura vida, como diría el gran Daniel F. Karina es su nombre, y sus ojos celestes, una delicia. En fin, lo que sucedió fue que habíamos estado saliendo por más de un mes. Juro por Dios que pensaba que lo había logrado todo. Mensajitos a diario por celular, miles de post en nuestros muros de Facebook. Me sentía en la cima. Sin embargo, no contaba con su astucia.

Como todo hombre necio, ciego y enamorado, no me di cuenta de que sus constantes preguntas por el estado emocional, sentimental y físico de mi buen amigo, Miguel, tendrían mayor significado. La muy… amable mujer, se moría por mi compañero de carpeta y no sabía cómo llegar a él. Y no vio mejor técnica que recurrir a ganarse al mejor amigo. ¿Qué linda no? Le deseo lo mejor, de verdad. Qué sarcástico puedo ser. De corazón, espero que le caiga el planeta Saturno en la cabeza.

De vuelta con Carlitos

Después de que Carlitos escuchara muy atento mis anécdotas, no pudo evitar soltar una pequeña risa burlona.

- Pensé que nadie había pasado por algo peor que yo.

- Que te declares y te digan que no, no es nada del otro mundo, mi estimado. Siempre hay un roto para un descocido, como dice el dicho. Lo importante es no desesperarse. En el momento en que menos lo esperes, llega esa doncella. Quizá has tenido una pequeña decepción amorosa, pero eso no es nada. Vendrán muchas más y no debes preocuparte. De eso se trata la vida, de aprender de cada situación y ser mejores, le dije, con mucho cariño y amabilidad en mi tono de voz.

Carlitos volvió a sonreír. Me abrazó con ternura y antes de salir de mi habitación para comer la rica torta de chocolate que mi madre había preparado, me expresó con la mirada que ya se sentía mejor.

Me sentí muy feliz. Había logrado mi cometido.

Jhonnattan Arriola

martes, 12 de julio de 2011

Memorias de un viejo sueño

He tenido la suerte y el orgullo de ser por más de un año, miembro de este blog, donde he publicado diversas historias, recibiendo críticas de todo tipo, que me han ayudado a mejorar y a conectarme de una manera bastante personal con los lectores. Desde muy pequeño he tenido el sueño de ser un escritor, y bueno, después de muchas noches de inspiración y dedicación, por fin lo he conseguido.

Tengo el agrado de invitarlos a todos ustedes, queridos lectores de Nada en común a la presentación de mi primera novela “Memorias de un viejo sueño”. Este jueves 14 de julio a las ocho de la noche en el Centro Cultural la Noche de Barranco, se llevará a cabo el evento. Cabe destacar que la entrada es libre y que la novela se venderá en esa ocasión a treinta soles. A partir de esa fecha, se podrá encontrar el libro en las diversas librerías de lima. Lleva el sello Calcomanía de la editorial Mesa Redonda.

Todo comenzó un nueve de julio del 2008, dos días después de mi cumpleaños, decidí aventurarme en este proyecto. Hubo sus momentos difíciles, en los cuales pensé dejarlo todo, pero seguí para adelante, y un año después ya tenía la novela terminada. ¿Y ahora qué? Me pregunté con algo de temor. Felizmente conocí en la Biblioteca Nacional a Harold Del Águila, una increíble persona, que sin dudar, se convirtió en uno de mis mejores amigos y en mi editor personal, llenándome de confianza, alentándome a seguir mi sendero. Y así, sumado al apoyo incondicional de mi familia y de los buenos amigos, en el 2010 llegó el momento de postular a las editoriales, con un poco de temor empecé a enviar y a dejar mis manuscritos. Fue tan grato recibir buenas críticas. Principalmente de Mesa Redonda.

Bueno, a dos días de que nazca mi hijo de varias páginas, quería compartir mi alegría con ustedes e invitarlos a la presentación. Todas las personas que se dan un tiempo en leer este blog, son parte importante de mi vida…de mis memorias de un viejo sueño.

Jhonnattan Arriola