domingo, 11 de abril de 2010

Escribiré para ti

Es sábado por la noche, normalmente la gente de mi edad sale a parrandear y meterse sustancias – deliciosas para unos - en su cuerpo; pero heme aquí, sentado, fumando, mientras intento inspirarme y seguir escribiendo.

Vida, vida, vida. Por qué hay tantos sentimientos confusos capaces de hacernos dudar más de una vez…

- ¿Alo? – contesté mi celular

- ¡Hola Pacho! Soy Vero, qué tal, qué haciendo.

- Pues no mucho, acabas de cortarme la idea, estaba escribiendo.

- ¡Ay! No seas tan aburrido, hay que hacer algo, y no me puedes decir que no porque estoy en la puerta de tu casa, así que de una vez, ábreme.

Vero es mi mejor amiga desde los 13 años. No hay persona en el mundo que me conozca mejor que ella, hasta creo que me conoce mejor que yo. Desde siempre hemos sido como hermanos y siempre me ha dominado, cada vez que viene a mi casa y entra a mi cuarto, me obliga a ordenarlo, no soporta convivir con mi cama abarrotada de calzoncillos sucios. Lo siento.

- ¡Ya! ¿Y ahora?

- No sé pues, tú eres la que ha venido…

- Ahh, así estamos, todavía que vengo a visitarte me tratas así.

- ¡Sal de acá oe! Seguro te canceló tu enamoradito de cuarta y vienes a que te consuele.

…hacer que confundamos amor con ilusión, amistad con relación…

- ¿Y ahora qué historia porno escribes?

- Oye no todas mis historias son así, una que otra sí, pero es para darle emoción a la revista.

- Jaja, esa revista que acepta redactores arrechos como tú.

- Oye ponte a ver tele y no jodas, quiero terminar de escribir hoy.

- Pero dime, de quién o de qué escribes.

- De una chica que conocí en el trabajo. Es bien simpática con un cuerpazo que ni te imaginas.

- Jaja, no digo que eres un arrecho. Oye, y yo siendo tu mejor amiga, ¿por qué hasta ahora no has escrito una historia sobre mí?

- Créeme que sí lo he hecho, pero la tengo guardada, no la he terminado aún y no sé cuándo lo haga.

- ¿Qué te falta para terminarla?

- No sé cómo escribir el final, es que tú has leído mis historias, los finales no son los esperados o por lo menos no me gusta darle el toque de “y fueron felices por siempre”. Yo soy de utilizar el morbo, transformar una experiencia difícil de olvidar, pero lo más impresionante que nosotros hemos hecho juntos es emborracharnos. Yo necesito más.

- Pues, si quieres más sólo tienes que pedirlo.

Era la primera vez que Vero me hablaba de esa manera, sé cómo es ella: chonguera, fregada y media loca. Sé muy bien cuando bromea y cuando habla en serio, pero en ese momento sus ojos no mostraban duda alguna en lo que me decía.

- ¡Wao! Sonaste convincente – le respondí - Ten cuidado, a veces pierdo el control y me olvido de la amistad.

- ¿Y por qué no te olvidas por un momento?

- ¿Qué me intentas decir?

Se levantó de la cama y caminó lentamente hacia mí. Era otra persona, en ese momento en su mirada había fuego, era algo indescriptible. Se movía lentamente, coqueta y encantadora. No había lugar a duda, mi mejor amiga me estaba proponiendo hacer algo que quizá nunca habíamos pensado hacerlo.

Tomó mis manos e hizo que me pare. Frente a frente, poco a poco nos acercamos hasta sentir sus labios en los míos. Mis manos bailaban en su cuerpo mientras ella con las suyas desordenaba mi cabellera. Me empujo suavemente a la cama y ella se acostó encima. Era nuestro gran momento, un par de amigos que durante años pensaron saber todo uno del otro, hoy se daban cuenta que podían intimar aún más.

Sin embargo, el sonido de una canción pachanguera terminó por arruinar el gran acontecimiento. Era su celular.

- No contestes – le dije.

- Espera, quiero saber quién es.

Se alejó de mí y rápidamente abrió su cartera, vio su celular y no dudó ni un segundo en contestar.

- ¿Alo? ¡Mi amor!

Yo sólo la miraba, salté de la cama y continué escribiendo.

…pero aquella confusión quizá algún día nos resulte favorable, tal vez no se trate de una simple confusión, sino de una oportunidad…

- Oye Pacho, Luis está a media cuadra de tu casa, le voy a decir que venga ¿ya?

No contesté. Esperamos 10 minutos, ella, en el baño y yo, en mi computadora. No hablábamos, era cosa de tiempo para asimilar lo que habíamos hecho.

Sonó el timbre y ella salió presurosa a abrir.

En cuestión de segundos, Vero y Luis ya estaban en mi habitación. Luis se acercó a mí y al saludarme me preguntó:

- Pachín, tú no paras de escribir ¿no?

- Me gusta, qué puedo hacer.

- Oye pero yo he leído todas tus historias, ya pues compadre, ya es hora, ¿cuándo escribes una sobre mí?

Lo miré a los ojos y con una sonrisa atiné a decirle:

- Dalo por hecho mi querido Luis, ya imaginé el final y espero que sea de tu agrado.

…una oportunidad que hoy supe aprovechar, pero que mañana, al leer lo escrito, traerá consecuencias.

EB

6 comentarios:

  1. jajaja dime que eso no es verdad!
    Caro

    ResponderEliminar
  2. jajaja que cabron!!!! me encanto esta historia, sigue escribiendo =D

    ResponderEliminar
  3. amistad, emociones, jovenes confundidos, que pasaria si por el placer, el instinto animal, por tener el pene en la frente, jodes la bella y maravillosa amistad... o por estar metidos/as tanto en el consumismo que hasta se consumen unos a otros ddhh

    ResponderEliminar
  4. buenisimaaa pero tu fuerte es el amor prohibidoo,sigue escribiendo!!!!=D

    ResponderEliminar
  5. Horror total, como incitas a que los mejores amigos de toda la vida pequen!! eso te pasa por limpiar tu cuarto, para la próxima deja tus calzoncillos cochinos donde toda la vida los dejas.. ju ju

    ResponderEliminar
  6. jajajaa LOS MEJORES AMIGOS..TIENEN Q SOLO SER ESO!
    pero me encanto tu historia!

    ResponderEliminar