domingo, 24 de junio de 2012

Nadie dijo


Nadie dijo que vivir sería fácil, nadie dijo que ser mujer fuera fácil, y mucho menos crecer y darte cuenta que no te gustan los chicos, sino todo lo contrario. En conclusión: Vivir y afrontar no es cosa fácil.

Abrí los ojos, y como una fotografía, un escrito que decía:”Yo cuido tu sueños, mi pequeña”.

Melissa (en ese entonces mi novia) había tomado un pincel y había dibujado una sonrisa para mí -con ese y cien detalles más- pero luego de leerla, la busqué por mi cama, pero no, no estaba. Grité su nombre desde mi cuarto pero ya se había ido. Vi mi celular y tenía un mensaje, era ella:”Mi amor, ven a casa, mi mamá ya lo sabe, ven por favor, sólo necesito un abrazo tuyo, ven”. Como una bala en el cielo fue que llegué a su casa, estaba preocupada…

Toqué el 202 y escuché:

-¿Quién es?

-Hola, está Melissa?

-No, y deja de joder

J O D E R R R R

Sentí que ella estaba atrapada, que la habían ocultado en una cueva, que estaba en un rincón, sola, mirándome, que sus manos querían estar conmigo, pero todo era imposible.

Seguí tocando el timbre, su hermano gritó por el intercomunicador, pero yo ya había gritado su nombre por toda la calle. Su papá salió por la ventana y pidió “gentilmente” que por favor me fuera porque las cosas podían empeorar. Ese viernes yo no sabía qué podía ser peor que eso: Estar sin ella.

No estaba en discusión que fuera fácil para los padres entender que su hija de 18 años esté con otra chica,  ni tampoco que su madre pudiera encontrar todas las cartas que le escribí en un año de relación: No, era fácil.
No lo fue cuando nos dimos cuenta que éramos gays, y que nuestro amor era “como nosotras lo habíamos planeado”. 

Melissa  escapó de casa, y no fue una decisión fácil, cuando llamó para contarme su cometido, no lo podía creer, sólo pensé que desde ése momento nuestra relación iba estar en una copa de cristal.

Soy una mujer de instintos, y en esa llamada pude percibir que ella se alejaría. No quise aceptarlo, no me convenía, además ¿qué podía ir ma?

Cuando salí a verla pensaba en todas las cosas que podíamos hacer. Imaginé mucho. Estaba “convencida” que todo marchaba bien, que  tendríamos tiempo para nosotras. Ya tenía una lista de cosas que sucederían: Despertar una mañana y tener el perfume de ella en mis manos, despertar esa misma mañana y darle un beso en la nariz para que se sintiera segura, jugar a las peleítas hasta que ella me llevara al piso, y luego empezar otro juego aún mejor, hacerla estallar con solo mirarla, tenerla tan cerca y llegar a pensar que Melissa había sido lo mejor que estaba esperando.

Todo dio una vuelta increíble cuando me dijo que ya no me quería en su vida. Una vez más la palabra fácil aquí, porque definitivamente no fue fácil dejar una relación que había calado tanto, que había sufrido y vivido tanto, que amaba tanto, no fue fácil saber que estaba saliendo con otra chica, ni mucho menos que viviría tanto con ella.


 Déjame tu piel... azul



4 comentarios:

  1. oh.. que triste final..
    no comparare tu historia con la mia.. supongo que ha pasado por muchas otras cosas..
    se lo dificil que es saber que alguien que quieres te deja, literalmente, por alguien mas..es horrible.. pero que bueno que lo superes.. porque creo yo.. que solo superandolo es cuando puedes contarlo ^^.. un abrazo..

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  2. suele suceder cuando amas tanto. Solo he de decir 3 cosas... KARMA IS A BITCH.

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  3. Sí, es más difícil aún cuando la verdad llega de golpe, sin avisar! Cuando sostienes de la mano a la persona que quieres, y de pronto esa persona se volvió un fantasma...

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  4. Y ya? qué cambio tan drástico no? y rápido, supongo que es parte de nosotros los jóvenes... O eso o ella mintió, para no tener que enfrentarla contra sus padres, aveces, uno miente por amor, voy a imaginar que en su decisión influyó la segunda opción ;)

    Besos mentales.

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