domingo, 8 de septiembre de 2013

Hay un extraño en mi reflejo

¿Quién soy? A puesto que todos en algún momento hemos vacilado con esa interrogante. Personalmente, creo que es una pregunta bastante compleja, pendenciera en todo sentido. Responderla puede ser incluso egoísta, si es que no consideramos la perspectiva de los demás. Aunque suene un poco enajenado, no solo somos lo que pensamos de nosotros mismos. Somos eso y más. Lastimosamente a veces, somos lo que otros creen. Casi nunca somos lo que el espejo nos muestra. Y casi siempre, somos lo que menos pensamos.

Estos últimos días, han estado de cabeza para mí. Al punto de despertar una mañana, mirarme al espejo y sentir por un segundo que ya no me quedaba nada, y que ese sujeto sonriente, era un maldito arlequín de la baraja de mi alma. A pesar de verme sano en el reflejo, me percibía sangrante. Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar (Paulo Coelho).

Hace un par de meses, una buena amiga me dijo que la felicidad no es un estado, sino una forma de vida. En su momento, sus palabras fueron luz en la división oscura de mi ser. Sin embargo, el efecto heroico de sus versificaciones, no me duró mucho. El mensaje se volvió niebla en el invierno que me aflige.

¿Qué nos aflige?  Los invito a que con una mano en el pecho, puedan contestar esa pregunta sin empezar a armar un rompecabezas de ideas nebulosas. Es que  descubrir qué nos atormenta no es tarea sencilla. Es una lista larga de negatividades que se suelen disfrazar como una sola.

En mi caso, por ejemplo, me aflige no tener el tiempo que yo quisiera para poder escribir. Me revienta el hígado no poder vivir de mis historias y no tener una casa en el campo para poder mirar un jardín de girasoles mientras inmortalizo a los ángeles y demonios que viven en mi cabeza . Nadie dice que no lo vaya a conseguir, pero igual me aflige. ¿Y por qué me aflige? Quizá porque afligirse pueda ser una actividad saludable si es que funciona como motivación. ¿Suena a locura, verdad? Pero creo que en el fondo, me dan la razón.  El delirio comienza cuando no sabemos conversar con nosotros mismos y compartimos esas depresiones pasajeras con el mundo. Con esto no digo que no debamos confiar en los demás, sino a aprender a dosificar el grado de información que compartimos. Lograr que otras  personas sepan quién eres y concuerde con el sujeto que se refleja en tu espejo de cabecera, es la fusión perfecta entre hacer bien las cosas y hacerlas saber. La filosofía madre de las Relaciones Públicas.

Bueno, dejando a un lado los tecnicismos. ¿Qué opinan de la frase cliché: “El amor te define”? Tranquilos, no se apresuren en contestar. Respiren un poco, prendan un cigarrillo si gustan y acompañen su respuesta con una canción de fondo…se los recomiendo.

Particularmente, no estoy seguro si es que el amor nos define, pero creo que uno es como ama. Puedes vivir eternamente fingiendo en mil cosas, pero es imposible engañar a tus sentimientos. De un momento a otro algo se acciona, y esa válvula olvidada, empieza a latir con fuerza por esa persona que puede hacerte sonreír sin contar ningún chiste, lograr abrigarte con una mirada y hacerte volar con una caricia. Sin embargo, amar no es sencillo. Y por eso volvemos a la pregunta inicial ¿Quién soy? Si realmente no estás en las condiciones de responder esa interrogante, por más que decidas amar a una persona, manejarás procesos de tolerancia, pero no de aceptación. Que tarde o temprano, terminarán por atrofiar tu relación.


En una relación confusa, la felicidad se verá parcializada y adornada por una ilusión débil, que si no es estimulada con frecuencia, se irá consumiendo como una llama sobre una vela. Te enamorarás de la mejor perspectiva de esa persona e intentarás mantenerlo siempre en ese estado, siendo egoísta y creando una realidad donde él o ella, es culpable de las batallas del corazón, mostrando insatisfacción constante. 

Mirarse al espejo con seguridad y mostrar carácter fuerte frente a los demás, no garantiza la firmeza ante la pregunta que dio inicio a este relato. Conocerse implica poder comprender lo mejor de nosotros, traducirlo en talento y hacer real nuestros sueños, regalándonos la satisfacción de vivir sin frustraciones. “Si uno no es completamente feliz, no puede hacer feliz a ninguna otra persona”. Eso es lo más interesante del verdadero amor. Dos personas que trabajan en conseguir la felicidad sin estropear la de su pareja. Nadie gana una discusión o una pelea en el amor. Por eso, amar y hacer el amor, es  la acción más placentera del mundo. Se vive un empate constante, donde los dos, festejan el trofeo triunfante.


Antes de finalizar, quiero expresar la idea global de este escrito. Es una invitación para que se den el tiempo de contestar las interrogantes que he propuesto y analicen un poco más sus vidas. Pongamos el botón de “pause” un rato y dejemos ese ritmo tan acelerado que nos impide mirar dentro de nosotros con claridad. ¿Ya ha aparecido ese extraño en su reflejo? No se alarmen. Sufrir de amor, tomar la decisión de dejar a alguien, no saber qué camino elegir y estar debatiendo entre quién soy y quién debo ser para los demás, es parte de crecer. Todos pasamos por esos líos, y aunque lastimosamente, no siempre se superan, el truco está en darnos la oportunidad de alejar los egoísmos, dejar de confundir la bondad con sacrificio y amarnos de pies a cabeza. El amor y la felicidad, no se buscan…simplemente te encuentran. Hoy es un buen día para ser feliz. Depende de ti. 

Jhonnattan Arriola Rojas

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