¿Quién soy? A puesto que todos en algún momento hemos vacilado con
esa interrogante. Personalmente, creo que es una pregunta bastante compleja,
pendenciera en todo sentido. Responderla puede ser incluso egoísta, si es que
no consideramos la perspectiva de los demás. Aunque suene un poco enajenado, no
solo somos lo que pensamos de nosotros mismos. Somos eso y más. Lastimosamente
a veces, somos lo que otros creen. Casi nunca somos lo que el espejo nos
muestra. Y casi siempre, somos lo que menos pensamos.
Estos últimos días, han estado
de cabeza para mí. Al punto de despertar una mañana, mirarme al espejo y sentir
por un segundo que ya no me quedaba nada, y que ese sujeto sonriente, era un
maldito arlequín de la baraja de mi alma. A pesar de verme sano en el reflejo,
me percibía sangrante. Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor
de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar (Paulo Coelho).
Hace un par de meses, una
buena amiga me dijo que la felicidad no es un estado, sino una forma de vida.
En su momento, sus palabras fueron luz en la división oscura de mi ser. Sin
embargo, el efecto heroico de sus versificaciones, no me duró mucho. El mensaje
se volvió niebla en el invierno que me aflige.
¿Qué nos aflige? Los invito
a que con una mano en el pecho, puedan contestar esa pregunta sin empezar a
armar un rompecabezas de ideas nebulosas. Es que descubrir qué nos atormenta no es tarea
sencilla. Es una lista larga de negatividades que se suelen disfrazar como una
sola.
En mi caso, por ejemplo, me
aflige no tener el tiempo que yo quisiera para poder escribir. Me revienta el
hígado no poder vivir de mis historias y no tener una casa en el campo para
poder mirar un jardín de girasoles mientras inmortalizo a los ángeles y
demonios que viven en mi cabeza . Nadie dice que no lo vaya a conseguir, pero
igual me aflige. ¿Y por qué me aflige? Quizá porque afligirse pueda ser una
actividad saludable si es que funciona como motivación. ¿Suena a locura,
verdad? Pero creo que en el fondo, me dan la razón. El delirio comienza cuando no sabemos conversar
con nosotros mismos y compartimos esas depresiones pasajeras con el mundo. Con
esto no digo que no debamos confiar en los demás, sino a aprender a dosificar
el grado de información que compartimos. Lograr que otras personas sepan quién eres y concuerde con el
sujeto que se refleja en tu espejo de cabecera, es la fusión perfecta entre hacer
bien las cosas y hacerlas saber. La filosofía madre de las Relaciones Públicas.
Bueno, dejando a un lado los
tecnicismos. ¿Qué opinan de la frase cliché: “El amor te define”? Tranquilos, no se apresuren en contestar.
Respiren un poco, prendan un cigarrillo si gustan y acompañen su respuesta con
una canción de fondo…se los recomiendo.
Particularmente, no estoy
seguro si es que el amor nos define, pero creo que uno es como ama. Puedes vivir
eternamente fingiendo en mil cosas, pero es imposible engañar a tus sentimientos.
De un momento a otro algo se acciona, y esa válvula olvidada, empieza a latir con
fuerza por esa persona que puede hacerte sonreír sin contar ningún chiste, lograr
abrigarte con una mirada y hacerte volar con una caricia. Sin embargo, amar no
es sencillo. Y por eso volvemos a la pregunta inicial ¿Quién soy? Si realmente no estás en las condiciones de responder
esa interrogante, por más que decidas amar a una persona, manejarás procesos de
tolerancia, pero no de aceptación. Que tarde o temprano, terminarán por
atrofiar tu relación.
En una relación confusa, la
felicidad se verá parcializada y adornada por una ilusión débil, que si no es
estimulada con frecuencia, se irá consumiendo como una llama sobre una vela. Te
enamorarás de la mejor perspectiva de esa persona e intentarás mantenerlo
siempre en ese estado, siendo egoísta y creando una realidad donde él o ella,
es culpable de las batallas del corazón, mostrando insatisfacción constante.
Mirarse al espejo con seguridad y mostrar carácter fuerte frente a los demás, no
garantiza la firmeza ante la pregunta que dio inicio a este relato. Conocerse
implica poder comprender lo mejor de nosotros, traducirlo en talento y hacer
real nuestros sueños, regalándonos la satisfacción de vivir sin frustraciones. “Si uno no es completamente feliz, no puede
hacer feliz a ninguna otra persona”. Eso es lo más interesante del
verdadero amor. Dos personas que trabajan en conseguir la felicidad sin estropear
la de su pareja. Nadie gana una discusión o una pelea en el amor. Por eso, amar
y hacer el amor, es la acción más
placentera del mundo. Se vive un empate constante, donde los dos, festejan el
trofeo triunfante.
Antes de finalizar, quiero
expresar la idea global de este escrito. Es una invitación para que se den el
tiempo de contestar las interrogantes que he propuesto y analicen un poco más
sus vidas. Pongamos el botón de “pause”
un rato y dejemos ese ritmo tan acelerado que nos impide mirar dentro de
nosotros con claridad. ¿Ya ha aparecido
ese extraño en su reflejo? No se alarmen. Sufrir de amor, tomar la decisión
de dejar a alguien, no saber qué camino elegir y estar debatiendo entre quién
soy y quién debo ser para los demás, es parte de crecer. Todos pasamos por esos
líos, y aunque lastimosamente, no siempre se superan, el truco está en darnos
la oportunidad de alejar los egoísmos, dejar de confundir la bondad con
sacrificio y amarnos de pies a cabeza. El amor y la felicidad, no se buscan…simplemente
te encuentran. Hoy es un buen día para ser feliz. Depende de ti.
Jhonnattan Arriola Rojas
No hay comentarios:
Publicar un comentario