domingo, 30 de agosto de 2009

El silencio del Melgar

En verano Punta Negra se convierte en uno de los balnearios más concurridos del sur. En invierno permanece casi abandonado, con pocas personas que prefieren residir en tan frío lugar. Mientras tanto, los veraneantes que partieron se pierden de misteriosos eventos que nadie sabe dar explicación.

Con ropa abrigadora se alista para emprender su viaje hacia una no olvidada playa del sur. Revisa su canguro. Lleva un lápiz, una libreta y una cajetilla de cigarros para hacer más placentera su excursión. Al subir al bus, tuvo una ligera impresión de que su viaje no sería aburrido, debió haber sido por el talento del chofer al corear las canciones de un grupo cumbiambero y por la elegancia del cobrador al gritar a todo pulmón los sitios remotos que faltan por recorrer. Luego de 2 largas horas, pisa la arenosa Panamericana Sur, y logra ver un cartel que anuncia que ha llegado a su destino: Kilómetro 48.9, Punta Negra.

Empezó a caminar como si buscara algo de sumo interés. Hasta llegar a una playa cuyo nombre no se veía por ningún lado. Curioso, le preguntó a un pescador que por suerte pasaba cerca de él. – Disculpa, ¿cómo se llama esta playa? Temeroso le responde: Revés, pero ni te acerques muchacho, sino quieres correr la mala fortuna de otros. Su respuesta lo dejó intrigado por lo que no dudó en preguntar a qué fortuna se refería. El señor muy amablemente le contó la triste historia de varias personas que fallecieron por culpa de esas aguas. – Estas aguas son bravas, cuando explotan en vez de botarte te jalan. Ansioso de comprobar esa teoría, se quitó sus zapatos y sus medias impresentables, y sí, logró su cometido, el mar casi lo jala. Aprendió a no subestimar al océano y menos a un pescador que no dejaba de burlarse de tan ingenuo estudiante.

Pasaba por una pequeña bodega y logró escuchar a un niño hablar sobre el castillo del Melgar. ¿Un castillo en Punta negra? Preguntó. Sí, le respondió, dicen que penan.

Es un castillo tétrico, descuidado, con rejas oxidadas y las maderas apolilladas. Toca las puertas de los vecinos para obtener un poco de información sobre tan escalofriante lugar, pero nadie pudo, o nadie quiso dar razón. Caminó una cuadra más, y entró a un mercado donde quizás podría enterarse de algo. Al preguntar sobre el castillo del Melgar es como si un temor extraño invadiera el cuerpo de las personas. – ¿Qué pasa? Preguntó. – No sé joven, no sé, anda a preguntar a otro lado estoy ocupada. Respuestas parecidas encontraba en varios puestos más. Hasta que una valiente anciana le dijo: Busca a Fanny, ella te dará razón.

Era como si todas las personas se hubiesen puesto de acuerdo en ocultar algo que el humilde aprendiz quería saber con anhelo. Después de que varias puertas se le cerraban, logró hallarla. Le contó que ella vivió en el castillo un tiempo pero nunca vio ni escuchó nada extraño. - Te han metido ideas a la cabeza, dijo. Resignado a no lograr saber con certeza si ocultaban algo o no, decidió retornar su camino a buscar una nueva historia que contar, hasta que un señor bien uniformado perteneciente a la PNP hizo nacer nuevamente su curiosidad. – Esa señora te miente, yo he escuchado bulla de allá adentro. No te diré más, culminó.

Datos insuficientes, por lo que tomó la extrema decisión de burlar a quien custodiaba el castillo y entrar sin que se diese cuenta, solo así podría averiguar que pasaba adentro. En su intento descabellado, fue sorprendido, lo que le obligó a huir.

Derrotado por la incertidumbre, se dirige hacia el paradero para regresar a su hogar. Para el micro y se da con la sorpresa que era el mismo chofer con talento para cantar y el cobrador elegante. - ¿Ya te vuelves para Lima? Le pregunta el cobrador. – Sí, aunque no pude conseguir lo que quería, le respondió. – ¿Qué buscabas? Cuestiona el cobrador – Saber algo sobre el castillo del Melgar. Un gesto de impresión se formó en la cara del cobrador y dijo que él había vivido mucho tiempo en Punta Negra y sabía muchas cosas del Melgar, como que en dicho castillo se celebran diversos eventos como quinceañeros, bodas, entre otros; pero también tenía su parte tenebrosa. – Dímela, exclamó como exigiéndole al cobrador. – Yo he escuchado cadenas y gritos dentro de ese castillo, dicen que son las almas de los fallecidos de la playa Revés, dijo el cobrador.

No se sabe con exactitud si en el castillo del Melgar penan o no, pero sí se demostró que hay una atmósfera de turbación en Punta Negra.

Aunque aún queda una interrogante, saber cuál fue el motivo por el cual los habitantes no querían hablar del tema. Miedo a lo paranormal, ¿quizás? Solo ellos lo saben.

EB

sábado, 29 de agosto de 2009

La víctima de Noche

Hacer taxi por las noches es más tranquilo. El tráfico es menos intenso, y se gana más dinero. Trabajo de seis de la tarde, a seis de la mañana, doce horas en el volante para ser exacto. Nunca se me ha presentado ningún problema, mi estampita de San Judas Tadeo, cuida fielmente de mí.

Una y media de la mañana, hoy estoy demasiado cansado, no creo que pueda cumplir mi jornada laboral. Las calles de Lima son un laberinto gris, ya estoy arto de la rutina, necesito otro empleo. Pero para un hombre de treinta y cinco años, sin profesión, y secundaria a la justas, no es sencillo.

Rondando el concurrido distrito de Miraflores, bordeando el parque Kennedy, estoy pensando muy seriamente en ir a mi casa, tomarme unas cervezas, embriagarme, despertarme a las seis de la tarde, y continuar mi predecible vida.

Una mano amistosa me hace una señal, se trata de una mujer con minifalda, no logro visualizarla bien, me acercaré. Freno mi taxi amarrillo, y me dedico a examinar a mi próxima pasajera. Una rubia muy guapa, de aproximadamente veinticinco años. Un rostro sumamente sexy, la típica chica que uno encontraría en una película para adultos. –Cuanto me cobra a la cuadra veinte de Arnaldo Márquez, dijo la mujer, con una mirada penetrante. No tengo ganas de seguir manejando, así que le propuse una alta tarifa para ser rechazado. –Quince soles. –Ok, dijo sin pensarlo mucho, y entró a mi taxi.

Quién diría, al parecer hoy es mi día de suerte. Tengo una guapa pasajera, dispuesta a pagar una injusta tarifa. Esta será mi última carrera de la noche.

Traté de no prestarle mucha atención, pero no pude evitar convertirme en un espía, y no dejar de mirarla por el espejo retrovisor. Debo confesar que estoy un poco aguantado, hace ya varios meses que no tengo contacto con una mujer. En fin, tendré que conformarme con mirarle las piernas, y fantasear con su piel. –¿Cómo se llama?, preguntó la mujer de repente. Sus grandes ojos pardos, me hacían sentir como una gacela que está siendo asechada por una leona. Su mirada felina, es una invitación al orgasmo. –Emilio, respondí. Sé que debí preguntar por su nombre, pero mi baja autoestima, no me lo permitió. Estoy intimidado.

El silencio nos acompañó durante varias cuadras, hasta que finalmente, dijo:”Mi nombre es Noche”.

Peculiar nombre el de la señorita, que al parecer intenta buscarme conversación. Finalmente entendió que no lo conseguirá con un parco taxista, así que se puso a hablar por celular.

Después de dieciocho minutos, aproximadamente, llegamos a su casa, Arnaldo Márquez 2020.-No traigo dinero conmigo, si gusta puede entrar a mi casa, me espera unos minutos en la sala, y le pago. –No se preocupe señorita, prefiero esperarla a fuera. Soltó una sexy sonrisa, se acomodó el cerquillo de raya al costado, de un rizado peinado, y dijo: “Yo preferiría que ingrese a mi casa, quizá me demore, y no me gustaría hacerlo esperar tanto rato afuera con este frío infernal. Extraña actitud la de Noche.

No creo que se quiera acostar conmigo, soy solo un chato barrigón con un bigote similar al de Mario Bross. En fin, no me queda otra que aceptar, y esperar mi paga.

La fachada de la casa es espectacular. La mujer debe ser adinerada, y vivir con más de tres personas, la casa es bien grande. Una especie de castillo moderno es su vivienda, me siento como en un cuento de hadas. Yo vendría a ser el duende de la historia.

Ingresamos. Su casa es de otro mundo. Su piso de color marrón, brilla de limpio y reluciente. Muebles de cuero blanco, sumamente finos, adornan su casa. Lo único que me descuadró, fueron la diversidad de retratos en sus paredes. Un centenar de rostros de hombre, dibujados con la precisión de Da Vinci.

-Espéreme aquí, no tardaré. Noche subió por las escaleras, y desapareció de mi visión. Me senté en el sillón más amplio de la casa, y me dispuse a relajarme.

Traté de ser paciente, pero treinta minutos sin respuesta, ya es demasiado. Me acerqué a las escalares, no sabía si subir o no. Quizá ella me esté esperando, gran dilema. –Señorita, está todo bien. Le agradecería que me pague de una vez, no tengo toda la noche. No hubo respuesta. Comencé a subir, de repente, escuché su voz. –Disculpe, ya ahorita bajo, deme solo dos minutos. Cerré los ojos, suspiré. Me quedé estático en el quinto escalón, un cuadro en la pared me llamó la atención. Quizá sea el estrés, pero sentí como si el retrato de un joven de pelo negro, y nariz voluptuosa, quisiera decirme algo. Un gesto perdido y nostálgico en el rostro del tipo, daba la impresión de estar frustrado por no poder expresarse.

De pronto, un grito escalofriante, arremetió mi ser como un terremoto. – ¡Noche, te encuentras bien!, exclamé asustado. Las luces se apagaron, la iluminada casa, quedó en sombras. Saqué de mi bolsillo una mini linterna, que suelo usar para buscar las monedas que se caen debajo del asiento.

Comencé a subir, algo muy extraño estaba pasando. La casa había cambiado. Parecía como si hubiese estado abandonada por mucho tiempo. Las paredes deterioradas y despintadas. Tan solo los cuadros se mantenían en su sitio. Subí al Segundo piso, todo estaba oscuro, no sabía a que habitación ir para encontrar a Noche. – ¡Señorita, dónde está, mándeme una señal, solo intento ayudarla! Nunca había sentido tanto miedo en mi vida, quizá debí salirme de la casa, pero por quince soles, estoy dispuesto a llegar al fondo de esta misteriosa noche.

Una luz se encendió de pronto, una de las habitaciones destacaba por tener iluminación. Apreté mi puño, un pasadizo largo, no importa, ya estoy involucrado, debo seguir.

Llegó el momento, antes de entrar a la habitación iluminada, tomé aire. No había nadie, el cuarto estaba casi vació. Una cama sumamente vieja, y un olor a carne podrida. Una casa abandonada, con una habitación fantasmal de luz encendida, es la más clara descripción.

No tiene caso seguir un segundo más aquí. Bajé las escaleras, y justo cuando me iba a disponer en abrir la puerta, alguien entró por mí. Era la policía. – ¿Usted es Emilio García? Asentí con la cabeza. -Está detenido por el asesinato de la señorita Noche. Me quedé helado, no sabía qué responder. Eran tres oficiales. Uno me esposó, el otro me registró, quitándome mi billetera, mi celular, las llaves de mi casa, y mi linterna. El tercero solo se encargó de manejar. En un instante estaba en la casa de Noche, ahora, me encuentro detenido.

Entré en frenesí a las cuatro de la madrugada, y comencé a gritar mi inocencia. Finalmente mi garganta se cansó, y quedé dormido.

A las diez de la mañana, un guardia me despertó. Abrió la celda en la que me encontraba, y dijo: “Está usted en libertad, todo fue un error”. Salí de la celda, miré con enfado al guardia, y dije:”Exijo una explicación”. -Recibimos una llamada anónima ayer por la noche, la voz era la de una mujer. La mujer nos dijo que a las dos y media de la mañana, lo encontraríamos en la casa de Noche Sarmiento, la guapa joven que fue asesinada por un taxista hace como dos años. El caso aún sigue archivado. La mujer que llamó aseguraba que Emilio García era el asesino, pero hemos hecho algunas investigaciones, y dimos con que usted el día que se produjo el asesinato, estaba fuera del país. Todo fue una broma de mal gusto. Le pido mil disculpas a nombre de todo el departamento de policía.

No suelo mirar a los ojos a las personas, así que ni me fijé en la cara del guardia. – ¿Cómo se efectuó el asesinato de la señorita Noche?, pregunté. –El guardia, se frotó el ojo izquierdo, e inmediatamente después, me contó el penoso acontecimiento. –Noche tomó un taxi por el parque Kennedy a eso de la una y media de la madrugada. Esto nos informó Percy, su enamorado, ya que en el camino se puso a hablar con él por celular. Y bueno, lo demás es un misterio, ya que un día después, sus padres y sus hermanos, que estaban de paseo, encontraron a su hija descuartizada en su habitación. La familia Sarmiento abandonó la casa unas semanas después, alegando que sentían malas vibraciones. La casa era muy bonita, es inexplicable como se ha podido deteriorar en tan poco tiempo.

Estaba en shock, no había duda, le había hecho taxi a un fantasma. Sentí como el frío se apoderaba cada vez más de mí. Pasé mis manos sobre mi rostro, felizmente conseguí no desmallarme. – ¿Está usted bien, señor?, preguntó el joven guardia. –Sí, solo estoy enfadado y cansado, dije, tratando de ocultar mi miedo, temía que si decía la verdad, me tomen por loco. El guardia me entregó mis pertenencias, y antes de que me abriera la puerta principal, dijo: “Dos veces he ido a la casa de Noche, es extraño, me da la impresión de que cada vez hay más cuadros de rostros en esa casa.

A la una y media de la mañana, llevando una linterna de buena iluminación, entré nuevamente a la casa de Noche. Recorrí toda la casa, y miré cada cuadro. Una terrible sorpresa me llevé, al encontrar un retrato mío en la pared. Me tapé la boca para no gritar, y salí despavorido de la casa.

Una vez afuera, sentado en mi taxi, me di cuenta de todo. El fantasma de Noche, fue la que llamó a la policía. Ella está buscando a su asesino, por alguna razón no logró ver con precisión el rostro del tipo, tal vez llevaba gorra o algo similar.

Llenar de cuadros de rostros su casa, es la forma con la que Noche, inmortaliza a sus víctimas. Desesperada alma en pena, revive todas las noches la escena del crimen. Ilusa confió en el taxista asesino, dejándolo entrar a su casa.

Encendí el auto, me dispuse a partir, emborracharme, y dormir. Debo olvidarme de esta aterrorizante historia.

A media cuadra, me detuve. Otro taxista está a punto de ser víctima de Noche, se acaba se estacionar en la casa de la mujer. El taxista baja del auto, al parecer está solo, pero no es así, Noche lo acompaña. Al igual que yo, se ha quedado sorprendido de la falsa fachada de la casa, en unos minutos se dará cuenta de la realidad. Podría prevenirle y evitar que pase por esta espantosa experiencia, pero no lo haré, quizá él sí sea el asesino de Noche.

Jhonnattan Arriola

sábado, 22 de agosto de 2009

En mi sangre dice TE AMO

Dicen que viene por si solo, que no hay necesidad de buscarlo. Y por qué? Por qué quien lo inventó no previno que existirán personas que lo buscarán eternamente sin poder jamás saber de que se trata. Por qué complicar al mundo entero y por qué no ofrecerlo en tiendas o sofisticados supermercados. Talvez podrían hacer un 2 x 1:

AMOR + polvo de la felicidad, a tan solo el módico precio de intentar no sufrir.

Incoherente? Seguro que sí.

Intentar resolver el enigma del amor es realmente imposible pero fascinante.

Cual es el destino de quien ama?

Una joya perdida, una mentira cruel y un corazón moribundo.

Estar enamorado significa perder el control de uno mismo y dar todo de ti por esa persona que dices “amar” o por lo menos querer. Total, es lo mismo.

Meses llenos de cursilerías, regalos hechos a mano, cartas escritas a puño y lágrimas, chocolates, rosas, peluches, y de más. Pero eso realmente vale? Acaso es lindo estar mes tras mes pensando en como podrás sorprenderlo o sorprenderla esta vez? Pues sí. Mientras dura. Será poco, será mucho, quién sabe. Todo gira. Todo cambia

Tengo enamorada. Es bella. Soy feliz.

Es impresionante lo que puede hacer contigo. Inaceptable. Actúa sin tu consentimiento, pero hay que admitirlo, uno se alegra al enamorarse. Es que simplemente te pones estúpido y no eres capaz de razonar sobre tus actos amorosos. Sin embargo, ese es el problema. No razonas. No ves. No escuchas. No eres tú.

Emocionado camino a ese nicho de amor que ni siquiera me pertenece, pero me gusta llamarlo así, porque es el lugar donde empezó todo. Donde tuve el coraje para decirle: “Me gustas, quieres ser mi enamorada?”. Fueron palabras mucho más adornadas, floro, coloquialmente hablando; pero prefiero no citarlas.

6 pm. Llego agitado. Me miro a través de su ventana. Estoy bien peinado. No me afeité por falta de tiempo, pero unos cuantos intrusos por ahí no arruinarán nada, espero. Toco el timbre. Desde lejos se escuchan tacos, caminando con paciencia. Me hacen esperar. Al abrirse la puerta, la observo, la admiro, es hermosa.

- Amor! Que milagro tan puntual.
- Cómo crees que te haría esperar. Primero muerto. Lo que ella no sabe es que él creía que la cita era a las 5 pm. En fin a veces pasa, se pierde la noción del tiempo. Lo importante es que están juntos ahora.

- Vamos al cine?

El cine es un sitio muy común. Romántico, terrorífico, cómico y excitante, según la ocasión. Uno puede estar compartiendo un par de butacas sin que nadie te moleste. A menos que una de esas personas que come su pop corn como animal o peor aún, un niño que cae jodido con tan solo verlo, se siente al lado tuyo o de tu pareja. Pero si no corres con esa suerte, bienvenido sea el cine.

Sé que no le gustan las películas de terror, pero veremos una. Aprovecharé cada escena para abrazarla y besarla mencionando tiernas palabras como: “Es una película, pero si te da mucho miedo solo abrázame y pasará”.

Cumpliremos 2 años pronto, quién lo diría. Yo durar tanto tiempo? Estoy sorprendido.

Muchas personas le dan excesiva importancia a la cantidad de meses o años que tienen con su enamorado o enamorada. Es mejor fijarse en la calidad del tiempo. Acaso estar con alguien 2 años significa que la amas de verdad o ella a ti? Quién te lo asegura. Es posible encontrar respuestas como: Me lo demuestra con sus actos. Es muy tierno al hablar. Pero puedes estar 100% seguro? En fin, cada quien con lo suyo.

No sé que sería de mí sin ella, se me acabaría el mundo, ya no valdría la pena seguir aquí. Felizmente, nuestra relación cada vez está más fortalecida, con más confianza y sobre todo con más amor.

Hoy es el día, 2 años juntos. No la he llamado para que piense que lo he olvidado, quiero sorprenderla.

Un gran detalle es tratar de sorprenderla, darle algo que ella menos espera. Bueno eso pienso, hasta el momento nunca ha fallado.

Pero que pasaría si tu pareja te sorprende? Sería igual?

Estoy a una cuadra de su casa y me doy cuenta que me está esperando en su puerta. Alegremente corro hacia ella y la abrazo demostrándole todo mi amor que durante estos 2 años me ha hecho sentir.

- Te amo! Le dije eufóricamente. Pero su forma de responder no fue lo que esperaba.
- Tú sabes que yo también te amo, pero tengo algo muy importante que decirte.
- Dime, qué pasa? Algo malo?
- Me iré a Estados Unidos por 1 año o quizás más. Mi papá consiguió un mejor empleo y partiremos la próxima semana.

1 año, sin duda hay muchas personas que accederían a esperar. Otras que no. Qué hacer en una situación similar. Una decisión crucial, sin marcha atrás. Definirá quien serás de ahora en adelante.

Hoy iré de sorpresa a su casa para ayudarla a alistar sus maletas, quiero pasar el poco tiempo que nos queda a su lado, quiero vivir momentos que talvez nunca más volverán a pasar. Decidí esperar todo el tiempo que sea necesario, ya que estoy seguro que no volveré amar como lo estoy haciendo ahora, no quiero saber nada de nadie a excepción de ella. La amo y no diré más.

Le compré un anillo, no caro pero significativo. Grabé nuestros nombres y escrito con mayúscula dice TE AMO.

Paso por un parque. Me recuerda a ella. Solíamos tomar vinos baratos para luego poner excusas para justificar que hicimos lo que hicimos debido a que estábamos borrachos.

Llego a su casa y su madre me da la noticia que acaba de salir con destino a una heladería cercana. La llamo. No contesta.


Presuroso acudo al local y en una de las mesas veo a una pareja cariñosamente besándose y dándose muestras de cariño. Aturdido digo su nombre y bastó con un sobresalto de su parte para recibir más de mil puñaladas directas al corazón.

Estaba con otro.


El destino de quien ama es pasar por llantos insoportables, dolores incurables y heridas inoperables. El amor no cura, el amor mata.

Sentado en el piso de mi baño, contemplo el anillo que poco a poco se va tornando de color rojo; color de mi sangre provocado por una navaja clavada en las venas de mi muñeca.

No tiene sentido seguir así.


EB

domingo, 16 de agosto de 2009

Tal vez un nuevo mañana

No me juro un escritor. Solamente soy una persona que desahoga sus más profundos sentimientos en palabras que en algún momento decidió publicar.

Dices no criticar el arte, sin embargo creo que lo haces. Pero con creer no es suficiente, además a lo que hago no le llamo arte. Hubiese sido mejor si no te alejaras de mí. Muy tarde.

Aturdido camino intentando buscando una explicación, a qué? Ni yo mismo lo sé. No pensé que intentar crear una historia con la misión de imaginar que hay una persona que sufre más que yo, traería tantas confusiones.

No sé que hacer. Seguir o parar. Ya no tiene sentido seguir así. Quiero sonreir. Quiero olvidar. Quiero tener una atmósfera de tranquilidad por tan solo un día. Quizás es mucho pedir.

Mi forma de decir adiós quedará sepultada. Pero seguiré escribiendo. Tal vez bien, tal vez mal. Uno nunca sabe que amanecer tendrá.

EB

sábado, 15 de agosto de 2009

LA PRIMERA VEZ SIEMPRE DUELE

Caminando por las grises calles de lima, un viernes de invierno, me puse a pensar en ella. Su mirada fue la que me cautivó, y sus labios, los que me llevaron al mismo éxtasis de amor. Ya han pasado varios años, y recuerdo como si hubiese sido ayer, la primera vez que me sentí dentro de una mujer, un sensación totalmente inexplicable, y a la vez tan descriptible. Toda una vida enamorado de una doncella, ¿valió la pena?, esa es la gran pregunta.

Ya casi va amanecer, y no tengo ningún cigarrillo más. En algunas ocasiones, el tabaco puede ser un gran compañero para la soledad. Aún no me explico por qué diablos ella ha vuelto a ser parte de mis pensamientos, un hecho sumamente extraño en realidad. Si bien es cierto ella fue la mujer de mi vida en una época, pero me rompió el corazón, la misma noche en la que hicimos el amor. Apenas llegué a mi casa, agarré unas cuantas hojas y un lapicero, era momento de escribir. Ya es tiempo de poner punto final a aquella frustrante historia de amor que tuve, así que la plasmaré en el papel, tal cuál sucedió, sin ningún arreglo o corrección.


Tenía diecisiete años y cursaba quinto de secundaria en el colegio Claretiano. Mi casa se situaba en el distrito de Jesús maría, prácticamente solo vivía con mi hermano mayor, ya que mis padres siempre paraban de viaje. Mi mejor amiga, era la chica más hermosa del colegio, Luna Celeste Martínez Rojas. Luna y yo éramos como hermanos, era su confidente, su compinche, su pañuelo de lágrimas, en sí todo marchaba bien, pero solo había un detalle, que era el siguiente: estaba perdidamente enamorado de ella.

Recuerdo que me encontraba echado en mi cama, tocando con mi guitarra una canción del grupo Oasis, “Wonderwall”, cuando mi celular sonó. –Aló, dije con un tono seco. –Hola Ricardo, ¿cómo estas?. –Bien, todo en orden, respondí, cambiando mi tonalidad de voz ,de seco a entusiasta. Era Luna, tan solo una palabra de ella bastaba para derretirme por completo. –Tengo que hablar contigo urgente, me dijo de prisa. Era sábado por la tarde, y no tenía nada mejor que hacer, así que le propuse que venga a mi casa. Todo salió perfecto, a las ocho de la noche ella me visitaría. Todos mis amigos prefieren venir a mi casa a que yo vaya a la de ellos, como casi nunca están mis padres, hay más libertad en el ambiente, por así decirlo. Mi hermano va a ir a ver a su enamorada, no regresará hasta muy tarde, así que tengo toda la casa para mí.


Fueron las tres horas más largas de toda mi vida, me moría de ganas de pasar un rato a solas con mi mejor amiga. Sabía muy bien que lo más probable era que nada pasara entre ella y yo, pero como diría mi buen amigo Jhonnattan, “siempre hay un talvez”. La espera hizo que me diera sed. Al abrir el refrigerador para tomar un refresco, me di cuenta de un pícaro detalle. Había una botella de vino. Espero que mi hermano no se moleste conmigo por agarrar su botella de vino Casillero del Diablo ,y bebérmela con mi amiga. Pero bueno, y sí se enfada, supongo que algún día me perdonará.

A las ocho y media, sonó el timbre de mi casa. Abrí la puerta sin preguntar, estaba seguro que Luna había llegado. –Hey compadre, qué tal, dijo Franco apenas nos encontramos cara a cara. No podía ser más inoportuno, en cualquier instante Luna iba a llegar, y el pesado de mi vecino, me viene a buscar. Sonreí fingidamente, y dije: “Uy maestro, en estos momentos estoy algo ocupado, espero a una amiga”. –¡Ayayay!, agregó mi vecino con un tono acriollado, mientras frotaba sus manos. –Es solo una amiga Franco, solo eso y nada más. –Bueno compadre, si es solo tu amiga, entonces no necesitarás lo que por un momento pensé en obsequiarte. Debo admitir que el importunismo hecho persona, llamó mi atención con su comentario. –¿Qué me pensabas dar?, pregunté de inmediato. Franco sacó una caja de condones de su bolsillo, y agarrando uno, preguntó: “¿Lo quieres o no?, es tu última y única oportunidad”. Agarré el preservativo de golpe y lo guardé rápidamente en mi bolsillo. Confieso que en realidad no pensaba usarlo esta noche, pero bueno, uno nunca sabe. –Te agradezco de todo corazón que me hayas dado este tan preciso regalo, pero ya debes irte, debo esperar a mi amiga. –¡Qué tal concha que tienes!, encima que te regalo un condón, me votas, agregó con un tono de burla. Después de cinco minutos que me tomé en explicarle que le estaba muy agradecido, pero que no podía seguir hablando con él, mi vecino por fin se marchó.

No hay nada que hacer, lo bueno se hace esperar, ya que recién a las nueve de la noche, Luna llegó a mi casa. La invité a pasar, e hice que se sentará en el sofá más extenso y cómodo de mi modesta sala. Yo me senté a su lado, tomando la distancia amical permitida, un metro de separación, aproximadamente. Luna tenía algo que contarme, y al parecer, no había tiempo para rodeos, ya que fue directo al grano. –A Cristiana le gustas, me lo confesó ayer, expresó mi mejor amiga, con un tono entusiasta. Esta situación me deprimió totalmente, al parecer, a Luna le agrada el hecho de que otra chica se fijara en mí, era natural, somos mejores amigos, en sí queremos lo mejor para el otro, pero me duele tremendamente el hecho de sentir amor y no ser correspondido. –Me voy a servir una copa de vino, ¿quieres una tú también?, dije de repente. –Uy Ricardito, te has puesto nervioso con lo que te dije. –No es eso Luna, simplemente se me han atojado un poco de vino. -Bueno, tú sabes que no tomo, pero por ser esta noche especial, te aceptaré un cuarto de copa. Sinceramente creo que tengo talento como mozo, ya que en un par de segundos, ya tenía la botella en la mesa de la sala, con las dos copas servidas. Bebí casi de un sorbo todo el vino que me serví, y dije: “Sorry, pero a mí no me gusta Cristina, no creo poder corresponderle”. –Pucha que pena, hubiesen hecho una linda pareja, dijo ella, con su linda voz. Luna es toda un ángel, cabello negro como la más oscura noche, piel blanca, con un ligero agregado de bronceado, gracias al verano pasado. Pero lo que más me gusta de ella, son sus ojos celeste cielo, toda una mujer inalcanzable. En el colegio, la mayor parte de chicos, competimos para poder ganarnos su corazón, pero al parecer, es imposible. En sí yo soy la envidia de muchos, por ser su mejor amigo, pero no saben que tan duro es el castigo de tenerla tan cerca sin poder darle un beso. Luna es una mujer de película, tiene una personalidad extraordinaria, noventa por ciento ángel, y diez por ciento demonio.


Eran las diez, una noche solitaria y su voz acompañaba mi alma. Cada copa era distinta, un tema en especial, ella me hablaba de la vida mientras yo solo pensaba en amar. Será su forma de hablar, su piel fiel tentación, que atrapa mis sentidos y no me deja escapar. A pesar de que Luna dijo en un principio que no tomaba, no pudo evitar entregarse conmigo al sabroso elixir. En solo una hora, ya nos habíamos consumido la botella entera, y fumado media cajetilla de Malboro light. Cada vez entrábamos más en confianza, tocamos toda clase de temas. –¿Te puedo hacer una pregunta?, dijo Luna de repente, mirándome de una forma algo picaresca. Me detuve unos segundos para observar las mejillas de mi mejor amiga, habían tomado un lindo color rojo, que me envolvía en un sueño místico y erótico a la vez. Nunca había deseado tanto a una mujer como en esta noche. -Pregúntame lo que quieras, contesté, y unos segundos después prendí un cigarrillo. -¿Has tirado alguna vez?. Apenas escuché a mi amiga, me quedé helado, nunca la imaginé haciendo esa clases de preguntas. Di un par de pitadas al cigarrillo que estaba fumando, me acomodé el cabello, y respondí:” No, nunca he tirado”. Inmediatamente después de dar mi respuesta, el silencio se adueñó del momento. Debo admitir que estaba algo mareado, así que solo atiné a regresarle su pregunta. Sonrió, se paró, y dijo: “Voy al baño, una vez que regrese te respondo”. Al momento de verla caminar hacia el baño, centré mi visión en su trasero, abultadito y refinado, toda una colina de ensueños. Las mujeres suelen demorarse una eternidad en el baño, pero esta vez, la espera fue corta. Verla venir hacia mí, fue totalmente excitante, su caminar fue pausado, todo un bum para mi corazón. Se sentó a mi costado nuevamente, solo que esta vez, la distancia era menor. Me sonrió, agachó la mirada, y dijo: “Yo sí he tenido relaciones, no soy virgen”. El mundo se me vino a bajo, toda la idea que tenía sobre mi amiga, noventa por ciento ángel, cambió bruscamente. Yo juraba que Luna no había llegado a mayores con su único y ex enamorado, Pablo, en fin, uno nunca llega a conocer totalmente a una persona. –¿Qué te pasa?, ¿tanto te afectó lo que te dije?, pregunto ella con un tono suave, y mirándome totalmente a los ojos. Ya no podía guardar más mis sentimientos, el vino me había dado la fuerza que necesitaba para poder ser totalmente sincero. Suspiré, miré hacia arriba, esperé unos segundos, cogí su mano con delicadeza, y clavándole una mirada profunda, dije: “Si, lo que me dijiste me ha afectado bastante, y sabes por qué, la respuesta es muy sencilla, desde que te conozco, estoy perdidamente enamorado de ti”. La expresión de sorpresa que puso en su rostro al escucharme, fue única. Ambos envueltos en una atmósfera tensa, y aderezados con el efecto afrodisíaco de un buen vino. Tanto Luna y yo, hemos estado solteros ya buen tiempo. Sería absurdo negar que la carne no es débil, y más a aún, si hay una botella “Casillero del Diablo” de por medio. Un brillo especial en su mirada, fue la señal indicada para concluir la escena con un beso. Nos besamos, fue tan sublime sentir sus labios. Estábamos envueltos de lleno en el asunto, ya no podíamos frenar. Dejé de besarla por unos segundos, tomé su rostro, ella besó mi mano con pasión y delicadeza. Tomé protagonismo, y me posicioné encima de ella. Cada vez los besos se iban alargando. De pronto ella besó mi cuello, en ese momento me di cuenta, que esta noche sería mi primera vez. Mi falta de experiencia hizo que no pueda quitarle la blusa, ni el sostén con facilidad, pero felizmente ella tubo paciencia. Me despojé del polo negro de manga larga que llevaba, y seguí besándola. Llegó el momento de ver sus senos, debo confesar que por poco y me da un orgasmo, pero me contuve. Tenía muchas fantasías guardabas, así que traté de desfogarme totalmente. Besé y acaricié sus senos, y pasé dulcemente mi lengua por sus pezones. Una vez que estuvimos totalmente desnudos, me puse extremadamente nervioso, pero acariciar su trasero me devolvió la confianza. Nunca me había puesto un preservativo , siempre hay una primera vez. Por un momento pensé que se rompería, pero tuve suerte, debo admitirlo. Llegó el momento de la gloria, así que me dispuse a hacerla mía. Tirar es como bailar salsa, hay que guiar a la pareja, para que ambos lleven un ritmo adecuado. Verla y escucharla gemir, era extremadamente excitante, no podía más con mi ser. Entrelacé mi mano con la de ella, y mirándola directo a los ojos, le dije que la amaba. Ella no respondió nada, solo atinó a darme un beso sumamente placentero, y a morderme el labio inferior. En un instante estaba arriba de Luna, pero una maniobra sumamente coordinada por parte ella, hizo que tomara el control, e intercambiemos posiciones. Debo admitir que me volví loco, y perdí el control de mi cuerpo en ese instante, ya que despejé todo músculo, y tuve un orgasmo. Fueron veinte minutos, nada mal para una primera vez, bueno, al menos eso creo. Ambos nos separamos, intenté besarla, pero ella no me dejó. Nos vestimos, y nos quedamos sentados, sin decir ni una sola palabra. Una hora sin hablar, hasta que finalmente ella rompió el silencio. –Ya me voy, afirmó, poniéndose de pie. No sabía que decir, así que la dejé partir. Unos diez minutos después de que ella partió, me puse a llorar amargamente. Me sentí muy mal, toda una montaña rusa de emociones. No podía acabar la noche así. Salí , y tomé un taxi rumbo a su casa. Llegué a su hogar, y me paré en la puerta como un zombi, nunca me había sentido tan raro. Unos segundos después, ella llegó, fue una suerte de que el taxista que me tocó, haya tenido complejo de “Meteoro”. Ambos nos quedamos mirándonos fijamente. Una vez que ella llegó totalmente hacia donde yo estaba, tome la palabra. –Yo estoy enamorado de ti, te amo Luna, no puedo permitir que las cosas queden así. Apenas terminé con mi breve discurso, ella comenzó a mover la cabeza de una forma rara, en sí reflejaba lo incomoda que se sentía. Me miró de una forma extraña, con un gesto de desprecio e indiferencia y dijo: “Yo solo quería sexo, en cambio tú buscabas hacer el amor. Fui una tonta al pensar que podrías llevar las cosas de una forma más deportiva. Creo que lo mejor es que dejemos de ser amigos, no creo que las cosas puedan seguir como antes”. Sentí como mi corazón se partía en mil pedazos, y no pude evitar echar unas cuantas lagrimas. Ella no dijo nada más, simplemente entró a su casa. No sabía que hacer, así que solo atiné a empezar a caminar, y a perderme entre la oscuridad de la noche, y el brillo de las estrellas.

Punto final. Realmente escribir sobre esto me ha ayudado mucho. Nunca volvimos a hablar, es más, no pude ni ir a la escuela . Perdí el año, y tuve que recuperarlo después. El tiempo ha pasado, y ha sabido cicatrizar las heridas, pero aún quedan huellas de un amor fugaz. Ella fue la primera mujer en mi vida prácticamente, y la primera en destrozarme el corazón sin piedad. Supuestamente a las mujeres, les duele un poco cuando tienen su primera vez, y nosotros los hombres, entre comillas no sufrimos ningún delirio físico. Pero algunos no se pueden librar de la carga emocional que este hecho conlleva, como en mi caso. Hace años no pensaba en este asunto, pero bueno, después de regresar de la casa de mi enamorada, mi menté quiso recordar esta historia. Ahora estoy demente, algo elocuente, si miro una estrella, pienso que es ella.
Jhonnattan Arriola