jueves, 12 de noviembre de 2009

Amor de mente

Alguna vez prometí no volverte a buscar. Años ayer apunté mi camino por un sendero de soledad. Tiempo atrás te maldije, pero terco tú, quisiste regresar y refugiarte en mí una vez más.

Hace poco decidí emprender un viaje por algunos días en uno de los más sofisticados cruceros que parten desde la ciudad de Punta del Este, Uruguay a Río de Janeiro, Brasil. Es caro pero lo valgo. Pasar horas mirando el mar azul, realmente azul, estar en un relajo total y librarme de esas malas vibras que desde hace mucho siento que me está acosando. Tomé absolutamente todas las medicinas recomendadas por mi médico (aunque no sea la fecha ni la hora), total son vacaciones, no quería preocuparme de medicamentos inservibles.

Zarpamos a las 11:55 am. Todo culminaría en 11 días. Poco tiempo para provechar todo lo que ese “paraíso” tenía para ofrecerme.

Era viernes, no hay nada como estar en la piscina de un barco, sensación extraña para un hombre extraño.

“Señor, está en el área para niños, por favor salga de ahí”, fueron las primeras palabras que dirigió hacia mí. Una voz tan melodiosa como los cánticos de los pajaritos al amanecer. Lucía hermosa, con lentes oscuros, seria pero sexy. Llevaba un biquini de tono rosa cuyo estampado decía Lifeguard – Salvavidas. La amé.

Empecé ir a diario a la piscina dejando de lado otras actividades, solo quería verla, escucharla, ver como sus cabellos volaban con el viento, quería que salve mi vida y quizás, con un poco de suerte, el corazón. Me quedaban solo 9 días para que todo acabe.

¿Lo hago o no lo hago? Me preguntaba mientras caminaba a escasos metros de ella. No tengo nada que perder, lo haré. Rato después, se escuchaba como un hombre pedía gritos auxilio. Se estaba ahogado. Ese hombre era yo.

“Vamos con fuerza, aguanta un poco más” – me decía ella mientras cumplía con su labor.
Estaba en sus brazos, a gritos pedía en mi mente que me aplicara respiración boca a boca, pero creo que mi actuación no daba para tanto.

- Ya estás a salvo, ¿te encuentras bien?

- Sí, sí, eso creo, aunque un poco tenso por el susto.

- Bueno, cuando dejes de fingir tal vez se te pase.

- (La miré avergonzado intentado explicarle lo que había sucedido) Mira…yo…

- No digas nada, por lo menos entretuviste mi día, aunque sinceramente eres el peor ahogado que he visto en mi vida.

Ambos reímos, era increíble, estaba junto a ella, junto a la chica que amé con solo un simple contacto visual.

- Déjame invitarte algo para almorzar, ¿a qué hora estás libre?

- Bueno, ven en media hora.

Pasamos horas maravillosas. Mientras ella hablaba no dejaba de mirar su bella sonrisa, sus ojos marrones y su lacio cabello castaño. Es la chica perfecta para mí.

Y así comenzó. Iba a la piscina, comíamos y paseábamos por la cubierta del barco. Poco a poco sentía que me empezaba a tener cariño, un cariño especial, un cariño para guardar y disfrutar. Estaba completamente enamorado.

Es de noche y mañana anclará el barco. Fin del tiempo.

Hoy quizás sea la última vez que la vea, pero ¿tiene que ser así? Tengo en mente pedirle que venga conmigo, que me acompañe en este largo camino sin rumbo definido, que viva esta aventura de amar, estando conmigo en cada despertar. Por nada del mundo pienso alejarme de ti.

Mientras camino hacia ella, voy meditando varias veces las palabras exactas que le diré, pero para mi sorpresa no está donde me dijo que estaría. Voy a su camarote pero me abrió una mujer que no era ella. ¿Qué está pasando? Me pregunto. Corro a cubierta y escucho rumores de las personas que van dirigidos hacia mí. Estoy muy confundido, ¿dónde estas? ¿Por qué no hay rastros de ti?

Veo que dos hombres de blanco se acercan a mí rápidamente. ¡Señor deténgase, no se mueva!” Me dice uno de ellos. “¿Qué pasa? No he hecho nada”, digo desesperado mientras ellos me sujetan de los hombros. “Lo siento tiene que acompañarnos, todo es por su bien”, responden. Hice un esfuerzo por zafarme pero ellos más listos me inyectaron una sustancia en el brazo.

Despierto aturdido en una clínica de Río. Estoy temblando, tiemblo mucho, sacudo muy bruscamente mi cuerpo en la cama, ¿por qué? Los doctores vienen corriendo hacia mí. Pero qué hacen. ¿Por qué me sujetan tan fuerte de las manos? ¿Por qué me ponen un pañuelo en la boca? ¿Acaso me voy a morder la lengua? ¿Por qué sujetan tanto mi cabeza? Explíquenme qué están haciendo conmigo. Díganme que no tengo lo que parece, por favor.

- Necesito más personal, dice un doctor. Paciente esquizofrénico con abundante dosis de neurolépticos. ¡Se nos va! ¡Apúrense!

Tal vez nunca sucedió, tal vez tan solo fue una ilusión, un engaño más en mi vida, una farsa, mi mente jugando conmigo otra vez. O quizás no. Te buscaré, donde sea que estés, no pararé hasta encontrarte. Temblaré más no lloraré. Y si lo hago, será cuando verdaderamente sepa que no estarás más. Te amaré como lo hice la primera vez que te vi. Como lo hago ahora. Y como lo haré después. Tú me diste calor, cariño, satisfacción, anhelo, esperanza, paz, me diste todo, me diste amor. Te amo. Te amo. Vuelve, te lo pido. Vuelve, por favor.

EB

6 comentarios:

  1. Ya sabes que mis ojos se inundan cuando leo tus historias no tontito??
    Ando en las mismas que aquel que puso las palabras en cursiva. Bueno, creo que hasta peor. Duele tanto decir te amo y sentir que nadie te entiende. Duele muchísimo más saber que alguien no debe volver pero quieres que vuelva.
    Solo nos queda mantener la esperanza que algún día volverán.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Reclamaré un poco de derechos de autor eh!

    ResponderEliminar
  3. ojala no haya sido una fantasia..
    maldita esquizofrenia! '-.-!
    continuuuuuuala brooooer! siempre m djas en la espera..
    Ele! =P

    ResponderEliminar
  4. de verdad tus historias son realmente buenisimas!!...

    ResponderEliminar