domingo, 25 de septiembre de 2011

Frío Capitán


Yo no tengo nada más sensato que decirte, solo tengo arpegios y muchas chapitas de colores guardadas en mis bolsillos, para que puedas llenarlas de arenas y jugar con ellas en verano en medio de un atardecer y escuchando el armónico oleaje del mar.

Cómo pretendías que no te mirara de reojo, cuando lo único coherente que atinaba a hacer era flechar mi mirada en tus errores, tus manías y en tu blanco y negro, qué fácil era para ti poner el acelerados y dejarme varado acá en medio de una carretera fuerzas y sin dirección.

Pasaba por aquí para dejarte tus discos y también tus domingos malhumorados, no hay mucho que decir, por eso solo he metido  en esta bolsa lo más hermoso que me diste, para que cuando tenga ganas de extrañarte solo me quede el vacío.

No quiero ni tus aromas, ni tus sonidos y mucho menos tus reproches, de esos tengo lleno mi armario y mis marcas en la piel, qué fácil es herirnos y después mirarnos como si fuéramos parte de una misma película en donde los protagonistas nunca hemos sido nosotros y en donde el final siempre ha estado marcado por la incertidumbre.

Incertidumbre de saber qué pasará después, incertidumbre de saber quién será el guionista de la próxima temporada e incertidumbre de entender la complejidad de esta historia sin inicio, sin nudo, solo con un desenlace predecible, intocable.

No sabía de qué manera empezar a tratarte, quería escupirte de cuándo en cuándo, pero tenía miedo a que me señales, a tu reloj, a mi tiempo, al calendario, tenía la necesidad de  tachar más días, pero me había dado cuenta que desde ese día, gran parte de mi vida estaba marcado por tu silencio y aún ahora que los días pasan como fantasmas sin sombras, sé que después de  cuatro años, la sensación a nostalgia tiene el mismo sabor agridulce, es así que en noches como estas, entiendo que después todo, no siempre es bueno estar solo.

JA-JA.JÁ
Qué sencillo es llenarte de palabras bonitas y coordinadas armónicamente por versos simultáneos y ridículos, cuando lo único real en esta historia es que atrás se quedaron nuestras tardes de algodón dulce, nuestros sueños de recorrer el mundo y sobretodo nuestro pacto de hermandad.

Te escribe Frío, el mismo frío que dejaste cuando torpemente optaste por decir tanta inocuidad un diciembre nocturno y sobre una banca manchada de plumón y dudas.
Para ustedes es sencillo tirarse al suelo y sentirse las víctimas de los melodramas creados por sus mentes egoístas y egocentristas. Sí, porque es mucho más fácil, culpar al otro de sus tristezas y de todo el cúmulo de pesares que los envuelve por su gran idiotez.

Muy bien Capitán América, ahora soy yo la que escribe, me cansé de ser siempre la imagen nefasta del capítulo de tu historia, la villana siempre yo, la que dejó las piedras en tu camino, la que se llevó tu aire, tu música y tu tan patética vida. Exacto, esa es la definición y sabes por qué, porque representas a todo ese mundillo de víctimas de sus impulsos y torpezas.

Eras mi Capitán América, ¿recuerdas? El que me salvaba del enemigo, el que podía convencer a papá de las salidas hasta tarde, el que me cuidaba de mis excesos etílicos, a quién llamé dos horas antes para que compré una orquídea y sea mi pareja de promoción, al quién podía pedirle consejos de macho alfa. Tú  siempre eras la imagen masculina que representaba al hermano que nunca tuve, con el que pude entender la complejidad y belleza del cuerpo masculina desnudo  y sobretodo al quién siempre podía acudir cuando algún foráneo o foránea se llevaba parte de mi corazón.

Siempre escriben de lo trágico que es para alguien enamorarse de un amigo o amiga, de lo devastadora que puede llegar a ser la situación, pero ahora yo te pregunto Capitán, alguna vez han pensado en lo que puede suceder con la otra parte, por alguna vez en tu cabeza se ha cruzado la idea de cómo es que se siente uno cuando la persona que más amas, sí porque a los amigos los amas también, te ve de una manera diferente que implica lo corporal, sensorial y lo espiritual, déjame intuir tu respuesta. NO.

Esa noche fue complicada desde su origen, tú no dejabas de besar a Fabiana y probablemente ella no dejaba de mirarme. No es que pretendiera jactarme de algún sex-appeal binatural, pero quizás fue eso lo que empujó a tu orgullo de hombre capaz e irresistible, pues claro que sí, de hermoso y atractivo tenías todo el abecedario, pero de amigo y hermano tenías mucho más.

Te acercaste, me besaste y en un susurro dilatado Un te amo, te extraño, te sueño, me gustas  se hicieron ecos irritantes que se apoderaron del lugar, por un momento pensé que era trago de más que estaba invadiendo tu cabeza en desequilibrio, no siempre se cumplen 23 años, te regalan un auto y te dicen que en siete días un vuelo te llevará hacia un lugar que ni tú ni yo sabíamos que podía existir.

Fue extraño que hicieras eso, pero mucho más difícil fue entender todo lo que vendría después, nos habíamos acostumbrado a jugar a los siete errores y este era el más grande, éramos hermanos ¿recuerdas? ¿Cómo pretendías que vea algo diferente en ti? Cómo era posible entender que ocho años de amistad estaban enjaulados en un sentimiento que sólo tú creaste en tu cápsula de Capitán.

Y ahora, ¿qué? Hemos pasado de ser hermanos a ser los personajes oscuros de tu historia en donde la victimaria siempre he sido yo, pero quieres saber algo, por las noches extraño colgarme de tus brazos y correr por parques, comer chocolates y que me cuides de mis errores comunes. Hace mucho que cientos de foráneos se han llevado mi corazón en desequilibrio y no hay nadie que alivie mis Fríos.

Sí, te escribe Frío y aunque no lo quieras, extraño ser luciérnaga e iluminar tus noches en sombras, existe la otra parte, esa que nunca toman en cuenta, esa que queda como la mancha en la historia de muchos, pero sabes algo.

Sí, estoy cagada/ Nos re-cagamos/ Pero déjame pensar que te cagué más.


Jennyffer Salazar



4 comentarios:

  1. Increíble... debiste publicar antes que yo, quizá ahí hubiese encontrado muchas más respuestas.

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  2. Siempre he creído que cuando pasa esto es de a dos. Y lo más fácil siempre es echarle la culpa al otro. Menos doloroso. Muy buena historia.

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  3. Querido Emili, el simple hecho que entiendas algunas de mis historias ya me hace feliz :) Las respuestas siempre las encuentras olvidadas en algún bolsillo del pantalón, es cuestión de buscarlas. :)

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  4. Gracias por tu comentario Albus, efectivamente siempre es más sencillo mirar alrededor y hacerte una víctima de la situación, pero siempre está el otro lado de la moneda. :)

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