domingo, 15 de julio de 2012

Continuidad...


No
Las palabras
No hacen el amor

Alejandra. P

Tener recuerdos, un cajón de recuerdos,   te acompañan, te siguen, toman de tu mano, sujetan fuerte de ti para que dejes que se vayan. Un conflicto, el recuerdo y tú:


-Tu mente: Recuerdo, cuento las palabras para que las sueltes y me dejes libre

-El Recuerdo: Yo sigo tus palabras, porque me necesitas…
- Tu mente: Déjame, date cuenta, Ya no quiero que aparezcas como un halo aquí…

Pero el recuerdo, grande y ostentoso no te deja ir, y te sujeta aún más fuerte

                                                  

Aparece una persona en tu vida, no sabes cómo llamarla, dice ser un libro, bienestar, persona, amor. Pero tú la llamas: Flora
Pensar en Flora parece fascinante, no existe una lógica coherente del porqué piensas tanto en ella, sólo sabes que te envuelve, de cualquier forma que ella elija, tú la sigues -como lo hacemos al estar a oscuras-

¿Crees en ese momento que el pensarla es una casualidad?
Lamento decirte, que no, no existen las conocidas “casualidades”


Nada sucede por nada, todo tiene un porqué, una explicación, así muchos hablen del azar.
Si tu caminaste por una acera y viste a un perro hermoso, eso era lo que debía pasar, si fuiste parada en un bus y viste a alguien con un libro de Rilke, eso era lo que debía pasar; es difícil de aceptarlo pero son códigos que la vida te expone para que tu elijas.
El hombre está condenado a ser libre y eso lo aprendí con Sartre, y tú haces de tu vida lo que quieres que sea.

Volviendo a Flora, imagina que es tu ideal, en mi caso podría serlo ¿por qué no?, mientras más ideales puedas construir en ti mismo, mayor será lo que puedas lograr en tu interior.

*
*

Tomo a Flora otra vez,  y la atraigo a mí, la siento, me besa, me dice que le gusta pintar, dejo que lo haga.

Flora y yo estamos en una habitación, la habitación es blanca, existen grandes ventanas (esas que tienen un pequeño balcón antiguo), el piso es de manera, y yo estoy echada en la cama viéndola pintar, ella está desnuda, me dice que sólo quiere pintar el amor que nos subyuga.
Me acerco al cuadro, y veo un árbol esplendoroso, con aves alrededor, naturaleza viva, un gran cielo celeste, entonces la beso: Porque es lo más pueril que puedo tener.
Flora tiene las manos con óleo, pero le pido que toque para mi, se aleja del atril, abre el piano y empieza el nocturno #4 de Chopin…
Mientras sus manos del  color de amor tocan el piano, yo hago el amor para ella. Deja inconcluso el nocturno, y mi cuerpo se convierte en su piano, y es ahí donde termina la melodía: En mi cuerpo junto al suyo

A
M
O
R



Leer esto, no fue una casualidad, abrir esta página tampoco lo fue. Ahora mira a tu alrededor, quizá tu Flora esté junto a ti, y aún no la veas.

 Por: Déjame tu piel... azul.

4 comentarios:

  1. Yo soy Flora y él se acerca a mí.

    Buen post.

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  2. Se siente bien ser Flora, haz que esa cercanía se aproxime más aún.

    ¡Gracias!

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  3. "Sus manos del color de amor...Yo hago el amor para ella". Todavía la recuerdo.

    Gracias por el post, recuerdos, recuerdos...

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  4. Las casualidades no existen, la causalidad sí. "Yo hago el amor para ella." Cómo se ha impregnado en mí esa frase...

    Besos mentales.

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