Siempre, tarde o temprano. No existe el crimen perfecto, la
deuda sin culpa, el favor sin paga. Siempre llega. Siempre. Tarde o temprano.
Tarde o temprano.
Son las noches solitarias en las que uno por fin empieza a
unir los pedacitos de basura que contornean nuestros recuerdos. Los actos, las
pasiones, los romances, las palabras, las comas, los puntos finales. Tu historia, mi historia, nuestra perfecta y
estúpida historia.
Quizá tenga mucho alcohol en la cabeza y mucho tabaco en las
venas, o viceversa (da igual). Quizá esté un poco loco, quizá mis dedos tengan
vida propia, quizá mis lágrimas ya no salen de mis ojos y encontraron una mejor manera de por fin liberarse. No sé por qué hoy, lo pude haber hecho ayer,
pero no, hoy era el día. Mis instintos lo exigían. Tenía ganas de gritar. Ganas
de escuchar tus canciones. Ganas de perderme por un rato. Ganas de que mi
vecino me grite por tirar las colillas de cigarros en su balcón. Ganas de que
me den un abrazo. Ganas de que me acaricien. Ganas de que me digan: “Tranqi
loco, todo será mejor cuando creas en ti”. Ganas de por fin, luego de un año
dedicarte mis letras.
Hola, hay unas cuantas cosas que no te he contado de mí. No
creo que sean todas, pero gracias a los mensajes de mi antiguo celular
volvieron a mí. Tantas canalladas. Tantas pero tantas. Como la vez que cambié
la fecha de mi regreso para que Lucía no me viera a mi llegada al aeropuerto
con mi nueva enamorada. O cuando me encamé con mi compañera de cuarto quien era
la enamorada de dos años y medio de mi mejor amigo. Tal vez nunca debí hacer
público mi beso con la prima de mi enamorada el día de su cumpleaños. Quizá todo empezó cuando inicié la relación
con Mariana solo para que me presente a su amiga francesa que viviría con ella
durante seis meses. O los jugueteos con Silvia antes de llevarla a su boda a
causa de un niño en camino.
Esto no se trata de pedir una amnistía escrita. No se trata
de arrepentimiento. No se trata de nada en realidad. Para mí, todo ahora es
nada. Tú te encargaste de ese pequeño detalle en mi vida. De hacerme pagar por
estos y quizá otras más bajezas que mi mente se niega a recordar.
Encontrarte con mi medio hermano en la hacienda de los
abuelos el día de mi cumpleaños fue tu mejor regalo que no incluía una tarjeta.
Una pincelada fina y profunda grabada en mi pecho. Pues la vida es así, siempre, tarde o
temprano. No existe el crimen perfecto, la deuda sin culpa, el favor sin paga.
Siempre llega. Siempre. Tarde o temprano. Tarde o temprano.
siempre lo dije, karma es karma y existe
ResponderEliminarPor ello se dice que el mundo da vueltas...
ResponderEliminarBesos mentales.