domingo, 21 de noviembre de 2010

Despechado corazón

Autora invitada: Veralucia Cordero

La última vez que me sentí justo como ahora, tenía la angustia de qué pasaría si me quitara la vida. La última vez que te vi alejarte de mí, sentí que cada pisada significaba tu consentimiento a mi muerte. Esa vez que te escuché decir adiós, fue la última vez que recuerdo haber sentido algo.

Tu ida, tus regresos nunca los tomé en serio ya que solo eso eran: regresos. Pero luego de dos meses llego a la obvia conclusión de que no volverás. Después de haber sido advertida durante este tiempo por mis amigos que te han visto con un montón de “cualquieras”, llego a la tan idiota decisión de recién ahora, dejarte ir.

He notado que tú sigues adelante. ¿Por provocarme? No lo sé, me muero por saberlo pero he decidido no investigar más, puesto que mi vida pende de un hilo. Si aprendo a controlarme todo irá bien.

Veo que después de DOS años juntos te tomó DOS meses olvidarme o quizá más. Quién sabe si los DOS años fueron en serio. Quién sabe cuántas me habrán visto la cara de idiota. Quién sabe cuántas veces tus amigos trataron de advertirme. Quién sabe cuánto de esos DOS años fueron de verdad.

Quién sabe si te importé. Quiero creer que sí. Quiero creer que vivía en serio en un mundo de ilusión. Que todo era perfecto, que todo era rosa. Quiero pensar que estas ganas de no seguir así ni aquí se irán. Quiero pensar que todo cambiará. Quiero pensar que algún día regresarás.

Sólo espero el día, ansiosamente, que te acerques a mí afirmando la tan obvia y esquivada verdad. El día que tú pedirás por mi regreso. El día que decidirás que perderme fue lo peor que pudiste hacer. Que escoger placer por amor te jodió la vida. ASÍ ES, porque te la estás jodiendo.

Espero, ANSIOSAMENTE, que te des cuenta de que cada vez que hables con ellas no salen más cosas que basura de sus tan artificiales bocas. Que cuando quieras una conversación normal, pensarás en mí.

El día que decidas volver, NO ESTARÉ AHÍ para aceptarte. Yo habré seguido con mi vida. Sin embargo, estaré expectante a ese día para recordarte lo que hoy te escribo para que te des cuenta que esos DOS años de mi tan desgraciada vida SÍ significaron algo para mí. Que no desperdicié el tiempo de nadie.

Ese día sabrás, muy en serio, quién soy yo. En unas palabras y en algunas líneas sabrás más de mí que DOS insulsos años. Tu desesperación será mi venganza. No haré nada. Disfrutaré la vista. Tu engaño no será nada comparado con lo que vivirás.

Tu daño será sólo un tropiezo en mi vida. De ti he aprendido que nunca se llega a conocer a una persona. Que es verdad cuando dicen que el amor es ciego. Que no eras el amor de mi vida y que no tienes futuro en la vida de una persona como yo.

Somos tan iguales que sé muy bien que no soportarás escucharme decirte tus verdades pero te las diré porque sino nunca las aceptarás

Te deseo una vida de aprendizaje, risas y desengaños. Aprenderás más de estos que una vida sólo llena de felicidad.

Por mi no te preocupes, estaré bien. No lo eres todo.

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