domingo, 19 de febrero de 2012

Tu lado romántico

París

Salía del terminal de buses rumbo a mi siguiente destino. Sabía que lo que estaba haciendo no estaba entre mis principales planes. Sentía que no actuaba de la mejor manera; sin embargo en mi mente perversa no encontré otra alternativa. Escapaba de mí mismo y de la pequeña historia que había creado…

Viajé a París, la ciudad de la luz, hace 6 meses aproximadamente. Viví una experiencia que prometí jamás olvidar. Una nueva ciudad, con nueva gente, nueva cultura, nuevo idioma, nueva vida y, sobre todo, una nueva historia que contar. Desde el momento que el avión puso la primera llanta en el aeropuerto Orly, sabía que era hora de empezar. Estaba decidido aprovechar al máximo la oportunidad que se me había brindado. Desabroché el cinturón de seguridad, puse la mochila viajera en mi espalda y di mi primer paso en suelo parisino. ¡Y voilà! Mi gran sueño dorado había iniciado.

La residencia de estudiantes tenía una peculiar forma de dar la bienvenida a todas las personas que por primera vez visitaban el país.

- Aquí tienes la llave de tu habitación, un duplicado por si haga falta. Compartirás habitación con Tiago. Él es de Brasil pero llegará la próxima semana. El desayuno se sirve de 7:30 a 9:00 am. Te recomiendo que lo tomes desde temprano porque luego se vuelve una mierda. Eso es todo.

- Muchas gracias – le contesté un poco desconcertado al recepcionista. Arrastré mi maleta para dirigirme al ascensor.

- ¡Hey! Me olvidé de algo – Me dijo a lo lejos – En Paris, la noche comienza muy temprano; y el amanecer es tardío. ¡Disfrútalo!

Le sonreí. Miré por la ventana. El sol estaba por ocultarse.

- Lo haré… – respondí en mi mente.

Al día siguiente fui uno de los primeros en llegar a la escuela. Tenía un estilo minimalista. Lleno de comodidades para hacer nuestra estadía más entretenida. Y sobre todo, tenía muy buena vista, tanto del exterior, como del personal administrativo que trabajaba en el recinto.

En el mural de avisos había un cartel muy llamativo invitando a la gran fiesta de bienvenida para todos los alumnos. Sería dentro de una semana.

- Imagino que tienes planeado ir… - escuché.

- No faltaría por nada del mundo – respondí mientras giraba para saber de quién se trataba.

- Tú debes ser Emilio, yo soy Tiago. Se suponía que llegaría la próxima semana, pero decidí adelantar el viaje.

- ¿Cómo sabes que soy Emilio?

- No todos tienen una mochila en forma de guitarra… No fue difícil ubicarte…

Tiago fue el primer amigo que hice en la escuela. Era su tercera vez en París.

- Yo tengo un solo concepto de vida cada vez que llego a esta ciudad. – Me dijo mientras colocaba su mano en mi hombro. - Aquí se vale todo. De todo hermano. Sal con amigos, con chicas, diviértete, baila, bebe; pero eso sí, nunca, en serio te lo digo, nunca pero nunca te enamores.

Sus palabras entraron como si se tratasen de cuchillos apuñalándome el oído. Fue muy enérgico al decirlo. – Debe ser difícil evitar enamorarse en esta ciudad – Pensé.

Durante esos días me llevó a conocer la ciudad. Subimos la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, paseamos por Des Champs Elysées, pero siempre recalcaba que cada persona debe encontrar la mejor manera de recordar París. Encontrar su mejor lado y explorarlo por completo. Así se vive y se conoce mejor – me dijo soltando una leve sonrisa.

Y llegó el día. “Duplex”, una de las discotecas más atractivas de París, sería nuestro punto de reunión y sobre todo, de diversión. Llegué con 15 minutos de retraso. Todos mis amigos ya estaban ahí aguardando el momento de la entrada.

- Linda casaca – escuché decir a Camila. – Pero ya es momento de que te la saques ¿no? Quiero que estés cómodo.

Y así empecé la noche. Con una arrebatada Camila que movía el trasero como ninguna. Tiago bebiendo e invitando tragos a dos extranjeras que acababa de conocer. Otros amigos me hacían señales diciéndome que aproveche el momento.  Y yo, sin poder concentrarme. Aún no sabía qué había hecho cambiar mi estado de ánimo. Quizá fueron las luces, la música, o tal vez, extrañaba a alguien que no existía. Sólo dejé que pasen las horas.

Y a lo lejos, la vi. Moviéndose sensualmente al ritmo de Pump up kicks. Su silueta en contraluz hacía que la experiencia visual se hiciera cada vez más excitante. Se llamaba Giulia, procedente de Italia. Durante los días de clases siempre se sentó al lado mío y no podía evitar mirarle sus largas y contorneadas piernas que amablemente lucía en falda, a pesar del frío.

Poco a poco, fue acercándose a mí. Yo la miraba fijamente e intentaba aguantarme las ganas de cogerla por la cintura.

- ¿Qué pasa? ¿Nunca has visto a una mujer bailar sola? – Me dijo susurrándome al oído.

Por un momento sentí cómo se me escarapelaba la piel. Me puse fuerte.

- A una italiana, pues no. Nunca – Le respondí alejándome un poco.

- Ya va amanecer -  me dijo.

- Esa frase en esta ciudad no existe – le dije soltando una leve sonrisa.

- Sí lo sé. Pero me gustaría que empieces a conocer esta ciudad de una manera distinta.

- ¿A qué te refieres? – le pregunté confundido.

- A qué descubras el lado romántico de París. Tu lado romántico…

La miré fijamente a los ojos. Recordé las palabras de Tiago: “Cada persona debe encontrar la mejor manera de recordar París”.

- ¿No es necesario que llegues a tu casa o sí? – Me preguntó mirándome fijamente a los ojos.

La vi extender su mano lentamente. ¿A caso esta era la aventura que el destino me tenía preparado? ¿Ese amanecer sería el punto de partida de una historia? Sólo tenía que alzar unos centímetros mi mano y conocer la respuesta.

- ¿Qué tienes en mente? - le pregunté.

- Acompáñame y averígualo – me respondió. Y tomando su cintura, salimos del local.

Continuará...


Para leer la segunda parte sigue el siguiente enlace: Tu lado romántico II








10 comentarios:

  1. Maldita sea que dejes esto inconcluso, siempre odie el continuará, al menos se no es como los de la TV...

    Has ido al viejo continente, es por eso que no habias publicado desde hace un rato?

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  2. jaja disculpa por dejarlo inconcluso, el principal motivo es porque sería muy largo de no ser así, y bueno otro motivo es para hacer la historia un poco más atractiva.
    en estos días publicaré la segunda parte.

    y sí. estuve en europa en diciembre del 2011 hasta fines de enero de este año. pasé un mes en París, me enamoré de la ciudad, de la vida y de su gente. sólo escribí una historia durante mi estadía por si la quieres leer te adjunto el link.
    http://nadaencomunmj.blogspot.com/2011/12/poema-sin-verso-prosa-sin-texto.html

    Gracias por leernos!!! un Fuerte abrazo

    EB

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  3. Cada persona tiene que encontrar su manera de recordar Paris, buena Emili. Que cntinúe rápido pues hombre. Qué tal Emili eh, todo un descarado :) Muajajajá

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  4. sólo hay que saber qué lado es el correcto. La próxima viene en esta semana!!! Descarado? Yo lo llamo experiencia.
    Gracias por leerla.

    EB

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  5. muchas gracias por tu comentario. me alegra mucho que te haya gustado mi historia. gracias por leernos. un fuerte abrazo.

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  6. Y es que un viaje a París tiene mucho más valor cuando regresas a casa con una historia romántica para compartir.

    Espero la segunda parte.
    FELICIDADES.

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  7. Muchas gracias por tu comentario querido anónimo. La verdad disfruté cada segundo de mis estadía en París, pero sí tienes razón, cuando llegué a casa y busqué en mis recuerdos, la esencia se mantiene y da ganas de compartirla.

    Ya falta poco para la 2da parte. Gracias por leer la historia. Un fuerte abrazo.

    EB

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  8. Puta madreeeeeeeeee cuando publicas la segunda parte????

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  9. jajaja de hecho, la segunda parte ya está publicada, lo hice ayer por la noche. la encuentras al inicio del blog, igual te paso el link ahora mismo.

    http://nadaencomunmj.blogspot.com/2012/02/tu-lado-romantico-ii.html

    Gracias por leernos! UN fuerte abrazo!

    EB

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