domingo, 17 de julio de 2011

¿Tarde para un café?

Duda en tocar o no su timbre. La ha buscado más de mil veces, pero ahora, no sabe si es lo correcto. Tal vez no debió proponerle la idea de tomar un café. ¿Aún sentirá algo por mí?, se pregunta Sebastián. Finalmente, se come un mentita y decide anunciar su llegada.

Isabella y Sebastián han terminado su relación hace dos meses. Un año lleno de mágicos momentos, como su primer beso, una noche de verano en la playa. Aquella cita en Starbuks, en la cual Sebas no dejó de lamentarse por el hecho de no haberse pedido un café helado. El muy sonso, optó por uno caliente e insípido, sin embargo, los dulces besos de su princesa, convirtieron esa mala experiencia en una inolvidable. Pero el tiempo fue moldeando su amor en un confuso y rutinario sentimiento. Ya no había gracia. Todo era siempre igual. Y una tarde, de esas de locura y malos ratos, simplemente terminaron. Sin embargo, él aún la quiere, pero ella… le teme a esa engañosa rutina, cada vez que se decide a seguir amándolo, en su corazón se desata una batalla entre los recuerdos y la frialdad, que la llevan finalmente a ser parte de una vida en constante duda.

¿Por qué me siento así?, nerviosa… es porque no he logrado arrancar mucho de mi corazón, tal vez nada, ¿qué va a pasar si se da cuenta de esto? Pensaba Isabella sentada en el sofá de su sala, mirando el reloj de su celular, recordando la promesa de puntualidad, con las luces apagadas a fin de ocultarle a Sebastián su ansiosa espera.

Después de unos interminables cinco minutos, sonó el timbre, Isabella atinó a no levantar el telefonín del intercomunicador, sólo apretó el botón para abrir la reja. Parada frente a la puerta, escuchó los pasos de Sebastián subiendo las escaleras, dejó que toque el timbre del apartamento y se encontró con el rostro de quien tantas veces había besado en las mismas circunstancias.

- Te ves muy bonita, dijo Sebastián con timidez, apenas Isabella le abrió la puerta.

Isabella lucía un lindo saco negro y unos jeans que moldeaban de forma precisa su figura. Ella siempre ha optado por un look bastante bohemio, dando a notar parte de su personalidad: una excelente poeta, a puertas de publicar su primera obra “Sirenas en primavera”.

- Tú también te ves bastante bien, contestó Isabella por compromiso. Realmente detesta el polo que Sebastián lleva puesto. ¿Cuándo será el día que su madre le deje de escoger la ropa? Se pregunta mientras sonríe con un ligero toque de picardía.

-¿Qué te parece si entramos un rato?, propone Isabella sin dejar de mirar los tiernos ojos de su ex.

- Gracias… ¿te había comentado que este ciclo estaré en el turno de las mañanas en la universidad?, ahora sí te veré más seguido y no podrás decir que soy un ingrato, dijo Sebastián, mientras tomaban asiento en los muebles de la sala ya iluminada.

- No es cierto, tú seguirás siendo un ingrato, expresó Isabella cambiando el tono de su voz en la última palabra.

- ¿Por qué lo dices Isa?, sabes que cada vez que nos hemos cruzado te he saludado.

- No me refiero a eso, Sebastián. Después de todo lo que pasó, estuve esperando una llamada o algo, supongo que fue mi culpa, por esperar algo cuando no debo.

El silencio reinó por varios segundos, pero felizmente ambos supieron superarlo, sin embargo, no pudieron saltarse de las conversaciones intrascendentes en las cuales hicieron más de una pregunta por cumplir. Felizmente, después de media hora, decidieron ir por ese tan esperado café. Isabella lucía algo incómoda, al parecer no le es fácil fingir que aún su corazón está lleno de heridas de amor y desilusión. En cambio Sebastián, hacía hasta lo imposible para no mostrar sus mejillas ruborizadas. Cada vez que ella lo mira, él se derrite, como si fuese un hielo solitario en un ambiente caluroso y asfixiante.

En el taxi, casi ni cruzaron palabra. Era de esperarse. Sebastián nunca ha sido muy bueno para iniciar una conversación. “Él tiene que tomar las riendas” Piensa Isabella, excusando su falta de iniciativa en aquella reflexión machista. Si tan solo supiera que lo puede perder para siempre. O es que… ¿Será lo que en realidad quiere?

- No puedo creer que te hayas vuelto a pedir el mismo café de siempre, teniendo tantas opciones, expresó Isabella con un gesto sarcástico. Ya habían pasado quince minutos desde que llegaron al local. Quince minutos de compartir cómplices miradas y sonrisas inesperadas.

- Soy un chico sencillo, contestó Sebastián, tomando un sorbo de su bebida, fingiendo que el sabor amargo no lo inmutaba.

No lo puede creer. Desea tanto besarla. Su respiración se hace densa. Es un hecho, Sebas aún la ama con cada célula de su ser, reconoce que ha sido un tonto por no saber llevar la relación, pero no se atreve a tocar el tema por el momento. Buscará el instante preciso.

- Discúlpame, voy al baño, se excusa avergonzado.

- Siempre lo mismo, tienes problemas, le dice Isabella con un gesto ligero de enfado. Odia que la deje sola cuando salen a pasear.

En el baño, Sebastián se lavó el rostro como treinta veces y finalmente se miró al espejo y dijo: “Ok, estoy decidido. Llegaré y la besaré. Plasmaré todos mis sentimientos encontrados en ese gesto de amor”.

Por su parte, Isabella ya ha tomado también una decisión. Ya no quiere que Sebastián regrese, las dudas le han hecho perder la razón, así que saca su celular y le escribe:

Perdóname por lo que te voy a decir, pero sinceramente me hace mucho daño verte. Estoy convencida que entre los dos no volverá a renacer el amor. Ha sido un error quedar para salir hoy. Espero puedas entenderme. Quiero olvidarte. Es tiempo de que dejemos el pasado y vivamos un futuro, pero diferente. Con el tiempo lograremos ser amigos, estoy segura. Pero solo eso…(Enviar)

En ese segundo en que Isabella presiona la tecla del final de gracia, alguien la hace girar con delicadeza y le planta un romántico beso. Se resiste, pero no puede evitar corresponder la acción de Sebastián. Disfruta besarlo. Mariposas de colores vuelven a danzar en su estómago.

Al sentir que el intempestivo beso, se fue volviendo un movimiento cada vez más suave y tenue, abre los ojos porque no soporta la tentación de observar como la ama…hasta que el beso termina.

Ambos se miran de una manera típica de fin de película romántica y cuando se dan cuenta, se están riendo de lo avergonzados que se sienten por lo ocurrido, como si fuese, una vez más, ese primer beso.

- Creo que tengo que irme, pero antes Isabella, debo decirte que eres una persona muy especial en mi vida y lo sabes, dijo Sebas acariciando la mejilla de ella, mirándola a los ojos.

- Eso significa…exclamó Isabella buscando unas cuantas frases más que sigan endulzando sus oídos.

Sonriéndole pícaramente, Sebas tomó la mano de Isa. La besó, volvió a clavar la mirada en esos ojos marrones de forma tan envolvente y acercándose peligrosamente a sus labios, le dijo:

- Significa que tú y yo no somos historia pasada. Te quiero Isa.

Así sebas se alejó del establecimiento, mientras Isa lo veía irse, hasta que recobró la conciencia de su última acción antes del beso y arrepentida hasta los huesos salió corriendo del café con el fin de alcanzar a Sebas, antes de que lea el fulminante mensaje que, aún nublada por sus miedos, escribió.

Al llegar a la esquina del centro comercial vio a Sebas, sacando el celular de su bolsillo, en ese momento Isabella desesperada comenzó a gritar el nombre de su ex, pero la sinfonía tan estridente de las calles de Lima, hicieron que sus gritos se conviertan en susurros.

-¿Qué hora serán?, pensó Sebas sacando su celular del bolsillo, ¿tengo un mensaje de Isabella?

En ese momento, mientras los ojos de Sebas acariciaban las líneas de aquel mensaje, no pudo evitar las palabras: “daño”,”olvidarte” y “sólo eso”. Entendió entonces que Isabella fue víctima de la emoción, no del amor…se subió al micro desecho y al mirar por la ventana vio a Isabella, quien al rendirse, le regala una sonrisa de resignación, llevando a Sebastián a entender que su hipótesis anterior, no sólo era verdad, Isabella lo sabía.

Jhonnattan Arriola y Nathaly Paz

10 comentarios:

  1. me gustó bastante la historia, el final no mucho, pero igual está bonita!

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  2. Muchas gracias por el comentario, Lucía. Es un triste final. Así lo fue para mí. Te doy la razón en ese detalle, a mí tampoco me gustó el final. Un beso. Muchas gracias.

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  3. Me gustó mucho, sale del típico final feliz.

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  4. no me gustó el final no por lo de final triste, sino porque me pareció un tanto "dramático", pero me gustaron varias partes!

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  5. Tan espectacular que me quedé enganchada de la historia, creo que el final fue el mejor, deja un sin sabor en la boca que a una le provoca quitar escribiendo una propia historia.

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  6. Querido Anónimo, gracias por el comentario. Me alegra que te haya gustado el final. Buscamos hacer algo que no sea típico y según tu apreciación, lo logramos. Un abrazo.

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  7. Gracias nuevamente por tu comentario, Lucía. Sí pues, lamento que el final no te haya agradado mucho. Pero de todos modos, me parece genial que de igual forma, disfrutaste de la historia. Muchas gracias.

    Jhonnattan Arriola

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  8. Gracias por el comentario, Paty. Me da gusto que te haya agradado el final, y más aún que te inspirara a escribir. Un beso enorme.

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  9. Me encanta q la historia envuelva más allá de un solo sentimiento.

    Y es verdad lo qe refleja el relato... no siempre el amor es bonito, perfecto y correspondido al 100%, sufrir también es parte.

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  10. Muchas gracias por el comentario, Corina. Tienes toda la razón al decir que no siempre se vive un amor bonito. Esa es la magia de ese sentimiento, los dilemas implicados y las mil caras que pueda tener. Un beso enorme.

    Jhonnattan Arriola

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