domingo, 28 de noviembre de 2010

Mi viejo amigo

La primera mano amiga extendida en mi vida fue la tuya. Desde el instante en que el destino me puso en tu camino nos volvimos mejores amigos, inseparables y constantes en cuanto al incremento del sentimiento benevolente que nos une. Mi fiel narrador de cuentos y sueños, hoy es tu cumpleaños, y de esta manera espero llegar a lo más profundo de tu corazón, haciéndote saber lo mucho que te quiero y lo importante que eres para mí.

Eres conocido como el “Ironman” del mundo real, considerado como un hombre de hierro indestructible para tus compañeros de tenis y fulbito, que se llenan de admiración al compartir la jornada deportiva al lado tuyo, siendo testigos de la fuerza de tu alma, manifestada en la garra física de tus movimientos y agilidad. Eres todo un zorro a tus años, cautivando con tu firme rendimiento. Realmente debo decirte que me siento sumamente orgulloso de ser parte de esta verdad, cada vez que te veo hacer algún deporte, demuestras ser el ejemplo de perseverancia. Llevas el fénix en tu mirada, fuego interno que con firmeza espero heredar.

Abuelo, padre, esposo, hijo, sobrino, hermano, cuñado, suegro, amigo…No creo que exista alguien que pueda realizar todos estos papeles de forma tan eficiente como lo haces tú. Seamos honestos, tu simpatía y bondad se hacen notar a leguas, como siempre me enseñaste, la clave está en sonreír y decir por favor. Compadre, enserio debo reconocer tu elegancia, eres todo un gentlemen, no por nada lograste conquistar a una de las mejores mujeres del mundo, mi abuelita. Aunque de repente no te hayas puesto a pensar en este asunto, he aprendido casi todas tus artimañas de cortejo, tanto para abordar a una chica, como también para conseguir buenas amistades. Y aunque es posible que puedas pensar a veces que no soy muy bueno escuchando en mis días de mal humor, déjame aclararte que siempre tengo presente tus consejos y se los repito a mis amigos cuando los necesitan, ya que tu sabiduría debe ser compartida. Por ejemplo, siempre al dar un saludo, miro directo a los ojos de la persona, y hago esa popular sonrisa de lado que tan bien te sale, la cual trasmite seguridad, respeto y trasparencia. Un punto más a la infinita lista de gestos y movimientos que sin querer (y queriendo), he copiado de ti (No nos olvidemos de tu caminar, aunque muchos nos juzguen de despistados y que nos formaremos una joroba por mirar al piso al momento de dar un paso, no se dan cuenta de nuestra verdadera intención, la cual creo que es la reflexión).

Mi viejo amigo (Ojo, no te llamo así por tus años, sino por que fuiste el primero y el de mayor trayectoria en mi vida). Nunca te voy a terminar de agradecer todo lo que has hecho por mí. Gracias a ti aprendí la técnica de hacer volar mi imaginación, crear personajes e historias fantásticas. Todas las mañanas te levantaba a las seis para oír tus relatos. No hubo día o noche en que me dijeras que no, y apuesto a que ahora a mis veinte años, tampoco te negarías a compartir conmigo una de tus historias que viven entre lo real y lo ficticio. Espero que ahora comprendas el afán que tengo de recompensarte. Recuerdo que desde niño siempre te prometía que algún día podría darte toda la tranquilidad del mundo y hacerme cargo de los gastos principales de la casa. Esta promesa sigue en pie y ya no se encuentra tan lejos de cumplirse. Yo siempre estaré al pendiente de ti y en mí siempre tendrás un compañero, es por eso que ahora me toca luchar, espero que de esa forma comprendas mis ganas de trabajar y estudiar. Tú como siempre velando por mi paz, me sugieres que no me estrese tanto, que no hay necesidad. Si hay necesidad abuelito. Sucede que no puedo esperar a poder darte aquel relajo que merece tu corazón y de esa manera demostrarte lo mucho que te considero y admiro.

No hay cosa más grande para mí que hacerte sentir orgulloso, es por eso que desde un inicio dejé la promesa de no defraudar tu buena crianza y ser un hombre de bien. Gracias a Dios tuve la suerte de tenerte a ti como padre, abuelo y amigo, tres funciones en uno. Soy muy afortunado, ya que he tenido la posibilidad de gozar de ti en todo tu esplendor.

Hoy veintisiete de noviembre es tu cumpleaños, un año más a tu vida llena de triunfos y lucha. No existen palabras ni acciones para poder expresar lo mucho que te quiero, lo mucho que me alegra almorzar contigo y mi abuela mientras vemos la novela de las dos. Lo mucho que me causa gracia que me llames para mostrarme artículos en el periódico sobre temas de alimentación y el gran daño que causa el tabaco. Lo bien que me hace sentir solucionar tus peleas con la computadora…Lo feliz que me hace vivir a tu lado y poderte dar un abrazo.

Feliz cumpleaños Felipe Rojas. Me saco el sombrero ante tu persona. Te admiro y no es un secreto lo feliz que me haría llegar a ser un hombre tan ejemplar como tú. Siempre seremos mejores amigos. Siempre reiremos ante una de tus ocurrencias. Siempre estaremos juntos viejo amigo… Te quiero mucho abuelito.

Jhonnattan Arriola.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Por qué no hablarle?

Fue algo tan presuroso e inusual que no tuve tiempo para reaccionar. Me quedé varado en la nada, en una neblina profunda sin resplandor alguno. Pero, ahora sentado frente a mi ordenador me pregunto, ¿por qué no hablarle?

Eran casi las 7 de la noche, estaba listo para partir de mi centro de trabajo. Cogí mi mochila, amarré bien mis zapatillas y empecé a descender por las escaleras. Y a cuatro escalones del primer piso, estaba ella. Aunque se encontraba de espalda, la reconocí muy fácilmente. Pero no sé qué me pasó. Mis piernas se hicieron débiles y mi corazón empezó a palpitar cada vez más fuerte. Era inevitable, hace más de dos años que no la veía, pensé que ya todo estaba olvidado, pero la reacción que tuve me hizo dudar, y mucho.

Por mi mente pasaban recuerdos rápidos. Se llama Claudia, delgada y con rostro fino adornado de escasas pecas que contorneaban su nariz. Tuvimos un largo pasado, cerca de tres años de relación, quizá mis mejores tres años. Aún sigo sin entender cuál fue el motivo exacto por el que dejamos de frecuentarnos, y un día, sin razón alguna, ambos decidimos separarnos.

Fue raro, usualmente al finalizar con una relación uno se siente que cae por un vacío y poco a poco lo va superando, pero en mí, pasó todo lo contrario; al inicio me sentí bien, liberado, pero al pasar los días la fui extrañando, sabiendo que no había marcha atrás.

Y ahora, ¿qué me estaba pasando? Por qué estando parado a escasos metros de ella era incapaz de pronunciar su nombre, decirle ¡Claudia! Qué tal, cómo te va, hace dos años que no sé nada de ti, ¿aún recuerdas los momentos que compartimos juntos? ¿Te acuerdas las rosas que arrancaba de tu vecina para llegar siempre con un presente a tu casa? Dime que lo recuerdas por favor, ya que para mí es casi imposible sepultarlo.

Caminé unos pasos más, me acerqué hacia ella, pero mi cobardía pudo más y salí del edificio. En mi mente llovían los insultos hacia mi persona, hacia mi forma tan estúpida de reaccionar; pero en el fondo quería pensar que hice lo correcto, pero hubiese sido más fácil si supiera qué era lo correcto.

Tal vez nunca lo sepa y viviré lamentándome en recuerdos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Despechado corazón

Autora invitada: Veralucia Cordero

La última vez que me sentí justo como ahora, tenía la angustia de qué pasaría si me quitara la vida. La última vez que te vi alejarte de mí, sentí que cada pisada significaba tu consentimiento a mi muerte. Esa vez que te escuché decir adiós, fue la última vez que recuerdo haber sentido algo.

Tu ida, tus regresos nunca los tomé en serio ya que solo eso eran: regresos. Pero luego de dos meses llego a la obvia conclusión de que no volverás. Después de haber sido advertida durante este tiempo por mis amigos que te han visto con un montón de “cualquieras”, llego a la tan idiota decisión de recién ahora, dejarte ir.

He notado que tú sigues adelante. ¿Por provocarme? No lo sé, me muero por saberlo pero he decidido no investigar más, puesto que mi vida pende de un hilo. Si aprendo a controlarme todo irá bien.

Veo que después de DOS años juntos te tomó DOS meses olvidarme o quizá más. Quién sabe si los DOS años fueron en serio. Quién sabe cuántas me habrán visto la cara de idiota. Quién sabe cuántas veces tus amigos trataron de advertirme. Quién sabe cuánto de esos DOS años fueron de verdad.

Quién sabe si te importé. Quiero creer que sí. Quiero creer que vivía en serio en un mundo de ilusión. Que todo era perfecto, que todo era rosa. Quiero pensar que estas ganas de no seguir así ni aquí se irán. Quiero pensar que todo cambiará. Quiero pensar que algún día regresarás.

Sólo espero el día, ansiosamente, que te acerques a mí afirmando la tan obvia y esquivada verdad. El día que tú pedirás por mi regreso. El día que decidirás que perderme fue lo peor que pudiste hacer. Que escoger placer por amor te jodió la vida. ASÍ ES, porque te la estás jodiendo.

Espero, ANSIOSAMENTE, que te des cuenta de que cada vez que hables con ellas no salen más cosas que basura de sus tan artificiales bocas. Que cuando quieras una conversación normal, pensarás en mí.

El día que decidas volver, NO ESTARÉ AHÍ para aceptarte. Yo habré seguido con mi vida. Sin embargo, estaré expectante a ese día para recordarte lo que hoy te escribo para que te des cuenta que esos DOS años de mi tan desgraciada vida SÍ significaron algo para mí. Que no desperdicié el tiempo de nadie.

Ese día sabrás, muy en serio, quién soy yo. En unas palabras y en algunas líneas sabrás más de mí que DOS insulsos años. Tu desesperación será mi venganza. No haré nada. Disfrutaré la vista. Tu engaño no será nada comparado con lo que vivirás.

Tu daño será sólo un tropiezo en mi vida. De ti he aprendido que nunca se llega a conocer a una persona. Que es verdad cuando dicen que el amor es ciego. Que no eras el amor de mi vida y que no tienes futuro en la vida de una persona como yo.

Somos tan iguales que sé muy bien que no soportarás escucharme decirte tus verdades pero te las diré porque sino nunca las aceptarás

Te deseo una vida de aprendizaje, risas y desengaños. Aprenderás más de estos que una vida sólo llena de felicidad.

Por mi no te preocupes, estaré bien. No lo eres todo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sangre de producción

Una muestra de talento y amistad

Fue en una fría mañana cuando diez compañeros de clase decidieron unir sus talentos para desenvolverse en el mundo audiovisual durante un ciclo universitario. Pero quién imaginaría que aquel proyecto llevaría a difuminar esa frontera de compañeros de trabajo, para crear nuevos lazos de amistad.

Ahora, aquella alianza ha hecho que juntos funcionen como un reloj suizo. Teniendo las mismas ideas, proyecciones y ambiciones.

Sangre de Escritor fue la última producción que este equipo realizó, basándose en la historia escrita en este mismo blog varios meses atrás. Y que esta idea haya sido aceptada realmente nos llena de orgullo, y más aún que se elaborada por ellos.

Fueron largas horas de grabación, entre cervezas, cigarros, risas y caricias. Todos los integrantes manifestaban las ansias que tenían por presentar el producto final. Y hoy tenemos el honor de hacerlo.

Nada hubiese sido posible sin la ayuda de ustedes. Este post va dedicado a este grupo que con empeño supo conseguir su objetivo.


Director: Emilio Bazán

Productora: Claudia Pasco

Actores: Jhonnattan Arriola – Vanessa Gazzo

Scrip técnico: Patricia Herrera

Scrip detalles: María Fernanda Cáceda

Boom: Cecilia Gutierrez – Ana Lucía Mosquera

Maquillaje y vestuario: Ana Lucía Mosquera – Ricardo Flores

Locación y arte: Franko Figari – Claudia Pasco

Casting: Jhonnattan Arriola – Ricardo Flores - Franco Figari

Camarógrafo: Emilio Bazán

Edición: Diana Yalico

Agradecimiento a Cecilia Gutierrez por facilitarnos su casa como lugar de grabación.

NADA EN COMÚN

domingo, 14 de noviembre de 2010

Celeste

Fumando un cigarrillo, contemplo el mar y me entrego a la mágica sensación de su fría brisa. Siempre me gustó venir a la “Costa verde”, pararme al filo del más alto acantilado y observar el relajante movimiento de las olas al chocar con las piedras del lugar. Pero hoy, no es como todo los días, no es como siempre lo imaginé, ni como acostumbraba. Son las ocho de la noche de un deprimente viernes. A las nueve…Estaré muerto.

Quién diría que me acabaría rindiendo como un asqueroso cobarde. Que una persona como yo, el siempre fiel consejero de sus amigos, el chico positivo y de sonrisa perenne, acabara decidiendo terminar con su vida, suicidándose de la forma más miserable, ensuciando el mar con su putrefacta sangre. Si tan solo tuviese un buen motivo para esta tonta acción, no me sentiría tan mal.

Simplemente me cansé de vivir, me aburrí de fracasar en todo lo que intento con mucho empeño. Mi banda se desintegró, repetí el ciclo en la Universidad y mi enamorada me cortó hace unos días, alegando que ya no soportaba más mi horrible carácter. Sé que para muchos les puede parecer tonta mi forma de pensar, pero es que ya no puedo más. Tan solo quiero someterme a un sueño profundo y no despertar jamás.

Son las ocho y media. El tiempo pasa rápido cuando no debe hacerlo y es lento cuando solo deseamos que trascurran las horas. Sonreí al reflexionar sobre los minutos y segundos y continué con mi deprimente pesadilla. Las lágrimas se apoderaron de mí, mostrándome mi principal error. Siempre fui muy soñador, entre mis metas siempre me veía grande, publicando un libro, siendo una estrella de rock y teniendo de novia a la mujer más dulce y bella del mundo. Pero lamentablemente volé muy alto, tanto que me estrellé en mi misma cima, cayendo tajantemente a la realidad, despertando bruscamente de mis sueños, asimilando a duras penas lo que es la vida real. Si bien es cierto se dice que la esperanza es lo último que se pierde… Yo ya la perdí.

Las nueve de la noche. El viento sopla con fuerza, tengo mucho frío. Debí haberme abrigado más, pero no importa, no me voy a poner exquisito en los últimos minutos que me quedan. Aunque ir a mi casa por una casaca, sería una buena excusa para no cometer esta locura que no tiene nada de valiente, pero sí mucho de cobarde. Cerré los ojos, ya no importa nada. Si sigo dudando terminaré por escapar de la muerte una vez más, como es obvio, no es la primera vez que lo intento.

Me paro al filo. Cierro los ojos para no mirar al vacío, pero escucho pasos. Alguien viene hacia mí, por inercia retrocedo e intento disimular mi verdadera intención. Empiezo a silbar como un real idiota, creyendo que la persona que está en camino, se creerá el cuento de que solo estoy contemplando el panorama. Siendo sarcástico, bromeo en mi cabeza. “Cómo joden, ya no se puede matar uno tranquilo ¡Qué cagada!”

Los pasos se detuvieron al lado mío. No voltee a ver quién era, me sentía totalmente avergonzado.

- ¡Qué buena vista la que se aprecia aquí!

La voz era la de una mujer. Giré mi cabeza levemente para poder contemplarla. El viento jugueteaba con sus cabellos negros, moviéndolos al compás de su danza de invierno. Los ojos marrones claros de aquella hermosa chica, reflejaban notablemente tristeza, al parecer había estado llorando.

- Sí, este lugar es genial. Se presta bastante para la reflexión, le dije mientras sacaba un cigarrillo y lo prendía.

Al observar detalladamente a mi inoportuna compañera, me di cuenta que estaba bastante arreglaba, llevaba unos tacos enormes y un sexy vestido negro.

- ¿Vas a alguna fiesta?, le pregunté con una sonrisa.

Una fuerte contradicción se forjaba en mí. Por un lado quería que se vaya para continuar con mi patético plan, pero por otro, me ilusionaba encontrar en ella un motivo fiel para no cometer mi asesinato.

- Bueno fuera tener una fiesta…Tengo que trabajar, por eso estoy así de arreglada, contestó ella, mirándome fijamente, como si quisiera ver a través de mi rostro y encontrar mi alma.

- Ah… ¿Eres una especie de anfitriona?

Sonrió de forma pícara al escuchar mi pregunta, y dijo: “Algo así”

El silencio se apoderó de los dos. Hasta que afortunadamente ella lo quebrantó.

-Me harías un gran favor, podrías ir a la tienda y comprarme una lata de cerveza. Te acompañaría pero la verdad es que estos tacos ya no me dejan caminar.

-Claro, no hay problema, le dije.

- Por cierto…Mi nombre es Celeste.

Recibí con agrado los cinco soles que me dio para hacer la compra y me fui a complacer a mi nueva posible amiga.

En el camino no dejé de pensar en ella, realmente es muy hermosa. Cómo es el destino. Un ángel se ha puesto en mi camino, distrayendo mi lado criminal, volviéndome a mi estado original, un romántico soñador.

Al regresar donde estaba Celeste, me percaté que había toda una multitud de personas aglomeradas en su lugar. Me acerqué a ellos y los seguí en su acción, mirar al abismo. Fue tan chocante darme cuenta que allí se encontraba el cadáver de Celeste, encima de las piedras del lugar, pintando de rojo la orilla del mar.

Muchas personas creen que sus problemas son los más duros, que es imposible sobrellevarlos. La verdad es que siempre alguien tendrá otra peor realidad de la que ya conocemos. No existe el más desdichado, solo existen los luchadores, que demuestran que tras las dificultades siempre se puede encontrar una salida.

Desde la muerte de Celeste aprendí a apreciar más mi vida y a no rendirme tan fácilmente. Y aunque me avergüenza recordar que una vez me estuve a punto de suicidar, hoy he decidido contarlo.

El verdadero nombre de Celeste era Diana Requena, era una prostituta. Su padre la violó desde muy niña, mientras su madre se hacía la desentendida. Diana huyó de su casa y se entrego a un oficio lleno de lujuria. A los 22 años no aguantó más y decidió quitarse la vida.

No me fue difícil investigar la vida de aquella mujer que sin querer salvó la mía. A su honor le escribí un libro, el cuál en la actualidad es todo un “Best seller”. Ya han pasado siete años de aquel incidente y aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer. “La mujer de noche” es el nombre de mi novela, la cual me permitió cumplir mi sueño de escritor y me llevó a la fama.

Tu historia la conoce todo el mundo Celeste. Aunque quizá no sea la forma más adecuada, de esta manera te doy las gracias. No había necesidad de que tu muerte sea el motivo de mi inspiración, ya que desde que te vi a los ojos, me llené de ganas de seguir, ganas de soñar. Unos minutos fueron suficientes para que cambiaras mi destino. Sin embargo, yo no pude hacer nada con el tuyo. Es por esto que decidí escribir de ti. En mi historia siempre vivirás. Cambié el final.

Jhonnattan Arriola



miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Qué es lo que ellas quieren?

Durante mucho tiempo ha existido una incógnita tan grande que poco a poco se fue extendiendo por todo el territorio mundial. ¿OVNI? No ¿Fantasmas? Peor; pero no por lo temeroso, sino por lo maravilloso que puede resultar navegar en ese espacio inexplorable y de difícil acceso: ¿Qué es lo que realmente quiere una mujer?

Para aproximarme al 0.01% de certeza en mi investigación, quise sacar provecho a las experiencias vividas – mías y de otros – y así conseguir una respuesta a mi pregunta.

Normalmente dicen que nosotros somos los insensibles, los egoístas, los inmaduros, entre otros adjetivos más. Bien, pongamos casos y saquemos nuestras propias conclusiones.

Mientras uno camina por la calle, encuentra una banca, se sienta, y de pronto, aparece. Ella en su esplendor se ubica a escasos metros de él. Él la mira, la vuelve a mirar, le saca una radiografía con los ojos y concluye: “Puede ser”. En esos intercambios de miradas, la mujer mucho más rápido que el hombre obtuvo la edad, estado civil, talla, etc, y además, imagina una pequeña parte de su vida con él y concluye: ¡Next!

En menos de 5 segundos, sin iniciar ya hemos perdido.



Hace unas semanas salí un par de veces con una amiga, en ambos casos perdimos la noción del tiempo y dimos con que ya había oscurecido. Situaciones iguales.

Le ofrecí mi compañía. La llevaría a su casa, nos despediríamos y partiría con la conciencia tranquila. Así ocurrió, y al decirnos adiós me dijo: “Llámame cuando llegues”. ¡Perfecto! Una chica que se preocupa. Luego de media hora de esperar en el paradero, por fin acepté que el carro que me llevaría a casa no circulaba más; con cierto disgusto alcé el brazo y subí a un taxi. Luego de una hora y media, tal como lo prometí, la llamé y le conté lo sucedido como una anécdota, a lo que ella respondió: “Discúlpame, no debiste acompañarme pero te lo agradezco”.

En nuestra segunda salida, en la despedida – atinando a lo que me dijo cuando salimos por primera vez – le dije: “Oye, me llamas cuando llegues a tu casa”, a lo que ella respondió: “Ok”, y se fue. Esperé aproximadamente una hora sin recibir llamada alguna, preocupado, marqué su número y presioné Send. – ¿Qué pasó, por qué no me llamaste?, le pregunté. – Estoy molesta, debiste acompañarme, respondió.

Muchas personas – me incluyo – utilizan el conocido medio de comunicación llamado Messenger con fines distintos, algunas sólo conversan con amistades, otras prefieren conocer gente, mientras que otras aprovechan la falta del “face to face” para desenvolverse mejor con aquella persona que se le hace difícil conversar en persona. Hablemos de lo último con dos casos similares, donde dos amigos intentan conquistar a la misma chica.

Iniciaron sesión y en cuestión de segundos consecutivas ventanitas anaranjadas les indicaban que había gente interesada en hablar con ellos, pero el objetivo en ese momento era otro: hablarle a la chica de quien se sienten atraídos.

Empezaron con los tradicionales saludos, luego diminutivos, ampliaron un poco más la amistad y hasta se tomaron la libertad de darle consejos. Creen o quieren creer que hasta ahí todo iban bien, nada fuera de lo común. Sin embargo, se dieron cuenta que si seguían de aquella manera podrían llegar a ser sólo amigos, por lo que decidieron aplicar la vieja y conocida táctica de la indiferencia. La saludaban por Messenger de vez en cuando, no querían verse necesitados, pero ellos querían pensar que las veces en las que no la saludaba, ella desde el lugar en el que se encuentre se preguntaría: “Por qué no me saluda”.

- Chico A: Una vez aplicada la táctica, se percato que su chica soñada no mostraba interés en saber por qué le había dejado de hablar, es decir, él ya no la saludaba, ella hacía lo mismo. Supongo, que tiene sentido.

- Chico B: Usualmente él empezaba la conversación, la saludaba cada vez que podía, pero al parecer a ella le incomodaba, se sentía un poco acosada. Por lo que él se vio prácticamente obligado a comenzar con un poco de indiferencia. Si la veía en línea, no le hablaba, no ponía más “Me gusta” en el estado de su Facebook. Pero ¿quién podría afirmar que dicho acto funcionaría?. Pues dio resultado, ahora ella lo saludaba reiteradas veces, sin embargo, se cansó de hacerlo.

Tuve la oportunidad de hablar con ella, le pregunté sobre aquellos muchachos, siendo ella clara con su respuesta.

- Al chico A no lo saludaba porque él tampoco lo hacía, al B le empecé a saludar porque él siempre me hablaba mucho y de la noche a la mañana dejó de hacerlo, me preocupé. Pero luego me cansé de ser yo quien lo salude a cada rato, parezco necesitada. Ya no me interesa hablar con ellos.

- Y si ya no quieres hablar con ellos, ¿por qué no los eliminas? – pregunté.

- Porque tal vez me vuelvan hablar – concluyó.



Son algunas situaciones en la cual nosotros, los hombres, nos ponemos a pensar en cómo intentar entenderlas, saber cómo complacerlas, saber qué les molesta, y sobre todo, respondernos: ¿Qué es lo que ellas quieren? Quien logre hallar la respuesta podrá morir tranquilo, sabiendo que una de las más grandes dudas existenciales en el mundo entero, ha sido resuelta.

¿Pero podrán imaginar un mundo con la respuesta de aquella interrogante? Pienso que aquellos caprichos, peleas, desacuerdos, engreimientos, y más, nos hacen esforzar para ser mejores personas, mejores hombres. Ellas son nuestro complemente perfecto y pase lo que pase, eso nunca va cambiar.



Una noche de tragos

Esta es la historia de dos chicos, un perro y una botella de ron, que caen una noche cualquiera en una atmósfera de amores perdidos, sueños enterrados y sobre todo, mucha diversión.

Para iniciar a fondo con este peculiar relato, comenzaré por describir a nuestros protagonistas y la realidad que les acontece, la cual los llevaría a ser parte de este escrito. Primero que nada, debo hablar de Pepe, el gran José Luis Peral, considerado como casi un galán de telenovela brasilera. Ya se lo imaginarán, un tipo alto, un metro ochenta aproximadamente, el clásico pelo largo peinado para atrás con gel, aquella barba de tres días, tez bronceada, y una figura respetable. Pero a pesar de sus cualidades mencionadas, hay un pequeño gran problema que lo acompaña día a día. Como es un poco delicado el asunto, lo diré de frente. Pepe tiene un pequeño Pepito, con esto quiero decir, que su pipi es chiquito. Y bueno, hace unos días cometió un gran error, le dijo a su guapa enamorada que debería bajar de peso, que sino la iba a dejar. Su chica tiene un señor cuerpo, pero últimamente el superficial novio, no soportó que aparecieran unos mini rollitos y no dejó de molestar, hasta que la pobre se cansó y soltó una triste verdad. - ¡Déjame en paz Pepe! Te crees perfecto no, pero sabes qué, no es así. Primero examínate tú mismo. Para que te lo sepas, tu amiguito... (Obviemos esta parte, es muy fuerte).

Pasemos a hablar de otro de los personajes. Este es un tipazo, un verdadero caballero, de aquellos que ya no se encuentran, el inigualable Antonio Reyes, más conocido como “Nariz”. Mi compadre será muy bueno y todo lo demás, pero su rostro es adornado de un gran monumento, una pirámide de Egipto, un Tiranosaurio Rex. Una cosa de locos. Un gigante motivo para ser llamado por el apodo mencionado. Antonio no es aquél clásico narizón alegre y chacotero, a decir verdad es un tipo muy tímido, que vive enamorado de la chica más bonita de su salón de clase de Marketing en la carrera de Publicidad, y a pesar de que extrañamente Cecilia le da bola, este no hace ninguna jugada. Y lo peor de todo, es que el ciclo ya terminó, se vienen las vacaciones y quizá nuestro callado amigo nunca más la vuelva a ver.

Finalmente tenemos a “Blaqui”, un Cocker Spanish de color negro, un lindo perrito de aproximadamente tres años, que escapó de su casa hace 48 horas, persiguiendo al amor de su vida, una coqueta perrita del vecindario, una Pudel de ladrido fino y pelaje blanco, que suele ahuyentar a nuestro orejón amigo, cada vez que se le acerca. Ahora el pequeño Blaqui, el engreído de la casa de los Rojas, se encuentra perdido, solo, expuesto a mil y un peligros, intentando encontrar el camino de regreso a su hogar.

Eran las ocho de la noche de un viernes de reflexión. Pepe ha pasado casi todo el día con su primo, no lo veía hace meses, y le pareció buena idea visitarlo, según él de ese modo se distraería y se olvidaría de que tiene un pequeño problema. José Luis a decir verdad es muy diferente que su primo Antonio, tanto físicamente, como en personalidad, pero por cosas que solo Dios sabe la respuesta, siempre han congeniado. En esta ocasión, con el autoestima hasta los suelos, a nuestro galán brasilero le pareció interesante hacerse el pendejito frente a su narizón primo, enseñándole a beber, así que con la clásica frase:“Ya es hora de que te desahueves”, fueron hasta la esquina de un parque, y se pusieron a tomar una botella de ron.

Ambos estaban tristes, por diferentes motivos que prefirieron no mencionar, era obvia su total disposición de entrega a este oscuro elixir. Ya iban por la mitad de la botella. Antonio estaba en otro mundo, a la justas podía mantenerse en pie, y bueno, debo admitir que parecía Rodolf, el reno de Papá Noel, su nariz estaba totalmente roja y algo hinchada. Mientras que Pepe, no dejaba de peinarse el condenado, le había dado un terrible ataque de vanidad, pero se mantenía sobrio. De pronto, se escuchó un ladrido, un perrito se acercó, era Blaqui, totalmente sediento, el pobre había estado caminando por horas.

-Pobre Perrito, hay que comprarle algo de tomarrr, dijo Nariz, un segundo antes de ser poseído por el hipo.

José volvió a vivir su infancia de niño terrible, y le dio un poco de ron al pobre Cocker. Blaqui al principio no distinguió el sabor ya que moría de sed, pero una vez que finalizó de beber, una nueva sensación invadió su ser.

A las diez de la noche, la botella de ron había sido bebida en su totalidad. Y tanto Blaqui como los dos primos, estaban totalmente borrachos. Qué tema no habían tocado en esta noche. El más interesante fue cuando comenzaron a mencionar sus sueños, ya que algo muy curioso se ocultaba en sus anhelos. Pepe decía que quería ser actor porno, aunque ahora bien sabemos que el papel le quedaría grande. Por su parte Nariz mataría por ser toda una estrella de rock y dar un súper concierto, pero eso nunca sucederá, ya que el pobre tiene pánico escénico. Y por último, después de deliberar los mil y un ladridos de Blaqui, Antonio y José llegaron a la conclusión de que al peculiar perro le gustaría ser jardinero, ya que no deja de regar el pasto (¿Ustedes me entienden no? No hay necesidad de ser directo).

Bueno, para irnos al clímax de la historia, resumiremos brevemente lo siguiente: "José, Antonio y Blaqui, alcoholizados totalmente, se despidieron y siguieron su camino, supuestamente cada uno a su respectiva casa". Claro que no era seguro el destino a seguir del perro, ya que solo se limitó a decir: “Gua gua”

A unas cuadras antes de llegar a su hogar, Nariz se armó de valor y cambió de rumbo. En estos momentos se sentía Superman, así que fue hacia la casa de Cecilia, según él a declararle su amor. Eran las once de la noche, y nuestro galán narizón estaba a unos cuantos metros de su objetivo. Pero al llegar, al verla sentada en la gradita principal de la entrada, comenzó a temblar, pero justo antes de que saliera corriendo, ella lo vio.

-¡No puedo creerlo! ¡Antonio qué haces aquí!

Cecilia se paró y fue a darle el encuentro, y al acercarse a él, y ver su mirada desorbitada, y ser testigo del vals que bailaba su cuerpo, se percató inmediatamente de su estado.

-Ay Nariz, o estás borracho, o ya caíste en las drogas

Antonio entró en razón, se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo, y que quizá estaba cancelando toda oportunidad de conquistarla.

-Perdóname, yo no suelo ser así, lo que pasa es que te quería decir algo desde hace mucho, pero no he tenido el valor hasta hoy.

-Pero de todos modos no había necesidad de que te emborracharas. Pero igual de todos modos te ves muy gracioso, pareces un duendecito, expresó Ceci, con un dulce tono de voz.

En ese instante, donde un final feliz podría terminar con esta historia, aparece en escena nuestro borracho número dos, gritando a todo pulmón.

-¡Nariz de mierda que haces con mi enamorada!, exclamó Pepe, que acaba de llegar, y que a la justas podía mantenerse en pie.

Era clara la escena, la bella enfadada que tildó de mecha corta a su vanidoso enamorado, es a su vez la fantasía de mi querido Doug Narinas. Valla sorpresa, sí que es grande el destino y esta ciudad es chica.

José casi se abalanza sobre su primo, pero afortunadamente Ceci salió a su defensa.

-¡Qué te pasa Pepe. Ni se te ocurra lastimar a mi amigo! ¡Cómo vas a venir a buscarme en ese estado, eres de lo peor! Saben qué, no entiendo nada, ni quiero entender, así que mejor váyanse los dos de mi casa.

Cecilia entró a su casa cerrando la puerta bruscamente. José y Antonio se miraron fijamente por cinco minutos sin decir palabra, hasta que finalmente ambos en vez de irse a los golpes, comenzaron aclarar todo este dilema, soltando todas las verdades, incluso hasta la más pequeña (Supongo que saben a qué me refiero)

No lo podían creer, ambos ya más conscientes, sentados en la vereda de al frente de la casa de Cecilia, compartieron todas sus inquietudes y problemas, tomando por el lado amable esta extraña coincidencia. Antonio realmente estaba enamorado de Ceci, en cambio Pepe no, a él tan solo le gustaba físicamente. Felizmente hace unos días comprendió que de nada sirve ser tan superficial, ya que nadie es perfecto, y a la hora de la hora, qué más da, si lo que se busca es ser amado por lo que uno es. Cómo es la vida, mientras Nariz buscaba sincerar su corazón, Pepito solo quería que se retractara su chica, para que su ego no quede totalmente destrozado.

Llegó el momento feeling de la historia, un abrazo se aproximó. Ambos primos consiguieron esta noche aclarar la oscuridad de sus conflictos. Pepe le dejará el camino libre a Nariz, y le dará algunos tips para mejorar su galantería, a cambio de recibir por parte de Antonio, un poco de esa bonachona forma de ser, y así lograr enmendar aunque sea un poquito de todas sus diableadas.

De pronto, se escucharon dos ladridos. Blaqui había llegado a la casa, pero no andaba solo, gozaba de la compañía de una linda perrita de raza Pudel, que no es otra que Bianca, la mascota de Cecilia. Cómo son las cosas, al parecer a nuestro querido canino sí le fue bien. Esta escena fue muy tierna déjenme decirles. Prácticamente Blaqui dejó en la puerta de la casa a la perrita, y después se fue con sus compadres.

Antonio examinó bien a Blaqui después de acariciarlo tiernamente, y leyó en su collarín que le pertenecía a la familia Rojas.

-Oye Pepe, este perro fácil es de los Rojas que viven aquí a la vuelta, hay que devolverlo.

Aclaración: Nariz vive a tres cuadras de la casa de Cecilia. Y bueno, Pepe ya es otro caso, él sí reside lejos.

Y así es como culmina esta historia. Pepe y Nariz devolvieron a Blaqui, que ha decir verdad estaba bastante pasado de copas, tanto que lo tuvieron que cargar casi todo el camino. Según José, lo más probable es que el perro haya seguido bebiendo antes que lo encontraran en la casa de Ceci.

Los dueños del gracioso Cocker, muy felices, les dieron a sus héroes doscientos soles de recompensa y un fuerte abrazo debido a la emoción.

Al llegar a la casa de Antonio, donde pasarían la noche, este peculiar dúo se dio cuenta que el dinero se les había caído, pero bueno, no les importó, ya que habían hecho una obra de bien (La verdad es que casi se ponen a llorar, pero bueno, no hay que ser tan malos, a veces es mejor una mentirilla piadosa, así los protagonistas no me odiaran tanto cuando terminen de leer este texto).

Moraleja: No bebas mucho. Se te puede caer tu plata.

Jhonnattan Arriola